Retomas Discursivas en Tiempos de Convergencia Producción, Circulación y Consumo

Secuencia didáctica para el abordaje de géneros digitales. I-memes y comentarios desde una perspectiva semiótica operacional.

Secuencia didáctica para el abordaje de géneros digitales.

I-memes y comentarios desde una perspectiva semiótica operacional

María Elena Bitonte

Universidad de Buenos Aires – Universidad Nacional de Moreno

mariabitonte@hotmail.com

 

  1. Los trabajos prácticos del grado universitario en Ciencias de la Comunicación desde la semiótica de los medios

La aceleración de los cambios relativos al proceso de digitalización de los medios convoca a los académicos interesados en materia semiótica a participar con soluciones creativas en diversos frentes: revisar el arsenal conceptual, identificar categorías pertinentes para describir nuevos objetos, construir puentes entre teorías y prácticas. La trasformación de la comunicación en la esfera pública y comunicacional hizo emerger nuevos medios y géneros discursivos, aún a la espera de categorización y descripción. Conforme a esto y con la expectativa de orientar modos de intervenir en la enseñanza de la semiótica en los estudios universitarios, traigo a este sitio una propuesta didáctica que procura responder a la necesidad de aportar instrumentos y parámetros metodológicos y analíticos para descripción los nuevos géneros que circulan en la Red.

El propósito de los trabajos prácticos en el área de la semiótica de los medios y las cátedras de lenguajes y comunicación social es procurar que los estudiantes logren articular teoría y praxis a partir de ejercicios integradores. Esta tarea demanda el diseño de instructivos, guías y secuencias didácticas orientadas por un lado, a facilitar la comprensión de las teorías y por otro, a encuadrar las prácticas analíticas a partir de dichos marcos. Tomando en cuenta la multiplicidad de factores que hacen de esta una práctica considerablemente compleja, el propósito de esta presentación es compartir una propuesta que vengo realizando desde 2016 en los cursos de semiótica que coordino[1]. Lo que expondré a continuación es una sistematización de experiencias basadas en la didáctica de la semiótica para el análisis de redes sociales de Facebook, no de políticos sino dedicadas a la circulación de temas políticos. Se trata de un modelo organizado para la observación de la incidencia del proceso de digitalización en el espacio mediático, a partir del abordaje de dos géneros paradigmáticos: el i-meme y el comentario digital. El interés de tomarlos como objeto de estudio consiste en abordarlos como fenómenos mediáticos que permiten observar las operaciones que dependen de su circuito de producción, circulación y reconocimiento discursivo a través de sus plataformas de irradiación. La Sociosemiótica o Teoría de los Discursos Sociales y la Semiótica Operacional (Verón, 1993 [1988], 2013, 2015) son los ejes teórico-metodológicos rectores del programa de la materia y del proyecto de investigación UBACYT desarrollado por la cátedra[2]. Este enfoque se complementa con otras orientaciones de forma inter y transdisciplinar para dar cuenta de las cuestiones problemáticas que la cultura digital suma al análisis de los medios. Así, en esta convivencia comparten espacio la lógico-pragmática de Peirce, la Sociosemiótica, la enunciación audiovisual y los enfoques comunicacionales y ecológicos de los medios. Estas teorías nos ofrecen el sustrato de conocimientos y las bases para el trabajo de análisis de la incidencia del proceso de digitalización en el espacio público, político y comunicacional, lo cual supone tomar en cuenta los mecanismos de producción de sentido desde la perspectiva de la operatoria peirceana (Verón, 1993, 1998) y las constricciones sociales y genéricas de los discursos (cfr. Bitonte (ed.) y equipo, 2019).

Como punto de partida me voy a detener en una caracterización somera de los géneros mencionados y a reflexionar acerca de los problemas que involucra su estudio. Y después de proponer algunas herramientas para encuadrarlos analíticamente, voy a presentar la secuencia didáctica desarrollada en el aula entre 2016 y 2019 para la elaboración de informes de investigación escritos y exposiciones orales que los tomaron como objeto de estudio. Voy a exponer los lineamientos formales para su elaboración y los descriptores para su implementación, seguimiento y evaluación. En este recorrido voy a privilegiar la modalidad de las exposiciones orales, cuya didáctica es la menos abordada en la bibliografía sobre el tema. Luego haré una síntesis de los resultados a través del análisis de un corpus constituido por las producciones de los estudiantes y de un registro anecdótico de las experiencias recopiladas. Finalmente, apuntaré algunas conclusiones.

Pero no puedo empezar sin antes confesar cierta desolación que me produjo, al comienzo, aventurarme en este terreno. Tanto, que oscilaba entre una fascinación exótica y un extrañamiento pavoroso frente a estos nuevos fenómenos mediáticos. Qué debía hacer? ¿Ver toda la saga de Los Simpsons, Star Wars, Game of Trones, Star Trek, The Walking Dead, Black mirror y demás series que mis estudiantes consumían tan ricamente? ¿o desistir y buscar un objeto más cómodo? Entonces pensé en los antropólogos que se sumergían en otras culturas totalmente ajenas y a las que pudieron estudiar precisamente porque hicieron del extrañamiento, un método. Así que tomé aliento y no dejé que la brecha cultural se me hiciera herida narcisista. Aprendí mucho de mis jóvenes estudiantes, asistentes y colegas con los que mantengo largas conversaciones. Los admiro y espero que la experiencia que aquí presento pueda animar a otros docentes a incursionar en estos terrenos escarpados y a diseñar materiales didácticos, que tanta falta hacen para el estudio de los medios digitales.

 

  1. El i-meme y el comentario digital

Desde la década del ’80, el neo-evolucionismo ha definido a los memes como unidades culturales que se auto-replican de un cerebro a otro, del mismo modo que los genes lo hacen como unidades biológicas, para transportar información de un cuerpo a otro (Dawkins, 1984 [1976]: 350). Tomando en cuenta este antecedente, encuadres comunicacionales, antropológicos y semióticos (Bonchi, Castillo y Ienco; Dennett, 1990 y 1995; Marino, 2015; Heylighen, 1998); García Huerta, 2014; Morató, s/d; Siri, 2016; Shifman, 2013 y 2014; Canedo, Urbanitsch y Sierra, 2019, entre muchos otros), mantienen un amplio consenso en definir a los i-memes como memes online, es decir, como entidades de transmisión cultural, en el marco de un proceso de retoma y viralización de la información cuyo caldo de cultivo son las redes sociales:

Los memes de Internet pueden definirse como un medio que transmite un suceso, material o idea –que pueden tener la forma de una imagen, video, música, frase o broma- que es seleccionada, modificada y transmitida de persona a persona en Internet. Gracias a la capacidad de Internet de transmitir información de forma casi instantánea y precisa, estos memes pueden difundirse masivamente, principalmente por páginas de redes sociales y para compartir archivos como Facebook, 9gag, Tumblr, Youtube, etc. (García Huerta, 2014: 3).

Esta operatoria típica de los nuevos medios digitales responde a los principios intertextuales basados en operaciones de descontextualización y re-contextualización de un material, de un medio en otro medio. De este modo, una idea extraída de su contexto original, es recontextualizada en otros, adquiriendo nuevos sentidos[3] y de ordinario, vehiculizada mediante el humor, formidable precursor. Circulan a través de cuentas personales de activistas alternativos agrupados en redes sociales, blogueros o usuarios privados que no siempre tienen relación con el sistema de medios pero que reproducen o editan noticias de forma generalmente paródica y las difunden a través de blogs y redes sociales. Es por eso que puede considerarse a los i-memes como potentes replicadores ideológicos de alcance viral.

Los i-memes son producidos a partir de aplicaciones generadoras de prototipos, como iMeme, Meme Generator, etc. Los hay sonoros, visuales o audiovisuales y pueden manifestarse en el lenguaje natural o mediático. La tipología de Limor Shifman (2014) distingue i-memes visuales basados en la agenda mediática, según repliquen contenidos de fotografías emblemáticas, personajes o íconos arquetípicos. El problema es que a veces, pueden confundirse con otros géneros de Internet (documentos, videos, fotografías e imágenes testimoniales o pseudo-testimoniales, testimonios de primera y segunda mano, rumores, fakes, collages u otras formas de imitación), razón por la cual es preciso identificar sus rasgos técnicos y semióticos particulares. Desde el punto de vista técnico se trata de unidades mínimas de información,

pequeños fragmentos de texto, imágenes, sonidos o videos (memes en este paper) con otros usuarios. Generalmente, la mayoría de las redes sociales como Twitter, Facebook, Tumblr, LinkedIn, Yahoo, Meme, etc., ofrecen herramientas de microblogging, más allá de las diferencias que pueda haber entre ellas, por ej. en los tipos de meme que pueden ser posteados, en el modo en que la gente administra el feedback con cada quien (comentarios, votos, favoritos, etc.) o en el modo en que las conexiones sociales se establezcan (unidireccionales o bidireccionales, con usuarios habilitados para optar entre quiénes pueden seguirlos y quienes ya no pueden hacerlo). Como sea, los mecanismos básicos son los mismos para todos: un usuario postea un meme para que otros usuarios los gusten, compartan y mediante un proceso viral, un determinado meme pueda alcanzar a un número potencialmente elevado de usuarios (Bonchi, Castillo y Ienco, 2013: 213).

Ahora, desde el punto de vista semiótico, los i-memes consisten en paquetes de materias significantes heterogéneas que replican ideas retomadas de discursos previos, distorsionándolos. Se apoyan como rémoras, sobre una imagen u otra materia discursiva, para subsistir y proliferar en infinitas retomas hipertextuales y transmediáticas. Dichas trayectorias pueden describirse tal como Verón entendió la operatoria Peirceana, en la articulación de diversos operadores icónicos, indiciales y simbólicos[4]. En tanto géneros discursivos, los i-memes son formas de categorización organizadas según restricciones temáticas, retóricas y enunciativas, estrechamente ancladas en las prácticas sociales en las que se inscriben (Bajtín, 1985; Steimberg, 2005 [1993]; Verón, 2004 [1988]). Desde esta aproximación, podemos caracterizar al i-meme como un género digital dialógico y dialogal en tanto se dirige a un interlocutor cuya actividad inferencial demanda y en cuanto interacciona en escenarios virtuales con su contraparte, el comentario digital. Se trata de productos albergados en entornos que los contienen (Twitter, Instagram, Facebook, etc.). Ambos fueron fomentados a partir de la tecnología del microblogging, que permite interacciones en tiempo real entre diferentes usuarios y dispositivos.

El comentario, por su parte, es un género primario, dialogal, propio de la conversación cotidiana (Bajtin, 1985). Y el comentario digital es el que se produce, circula y se consume en el seno de una comunidad discursiva virtual. Tal como lo señala Sal Paz (2013), su naturaleza eminentemente interactiva le hace posible adoptar diversas formas conversacionales transpuestas de la oralidad cotidiana como la conversación, la discusión, el debate, la disputa, etc. Aquí los roles de enunciador y enunciatario se vuelven intercambiables y las intervenciones se entraman en una semiosis donde un comentario es retomado por otros, que a su vez se vuelven tema para otros comentarios y así sucesivamente. Se trata, entonces, de un género metatextual (Genette, 1989), es decir, referido a un discurso anterior (un posteo, otro comentario) sobre el cual el enunciador se expresa. Las modalidades enunciativas y el tono de los comentarios digitales responden a las reglas del género en cuestión, filtradas por el humor o la sobriedad: Facebook es el imperio del agrado, Instagram, del exhibicionismo y voyeurismo, Twitter, de la provocación. Ahora bien, no hay que pensar que la materia discursiva del comentario se reduce a la verbal. Ya Bettetini (1984) había teorizado sobre diversas formas comentativas en el audiovisual, materializadas en índices tales como el uso expresivo del color, la música, los tipos de planos, el encuadre, el montaje, los intertítulos, las remisiones intertextuales, etc. En el caso de los géneros digitales, se agregan otros recursos tales como palabras hibridadas entre lo icónico e indicial, emoticones, gifs, elementos icónicos que ilustran o despliegan hipervínculos, sonidos, entre otros operadores indiciales.

Otra novedad del género en el escenario digital es que la interacción y la interactividad se generan en streeming, colocando a los co-enunciadores en un eje de espacio-tiempo virtual común donde, a diferencia de la oralidad, las intervenciones no responden a una dinámica de turnos sino que pueden ser simultáneas, aunque el lector las vea en una secuencia temporal (Sal Paz, 2013: 5). La interactividad posibilita que al comentar una publicación, en ese mismo acto, se activen interfaces con otros usuarios quedando ambos registrados en ella con sus huellas. Refiriéndose a Facebook, Gurevich (2018: 31) ubica al comentario en el seno de una “tríada interactiva” (gustar, comentar, compartir) a la que definió como “cadena metonímica del agrado”. A través de comentarios, el enunciador explicita su punto de vista acerca de los contenidos que se intercambian, los relaciona con otros contenidos u opiniones y se dirige a otros co-enunciadores en general (amigos, fans, seguidores) o en particular (apelando a él individualmente con la opción “responder” o escribiendo su nickname). Estos son advertidos de los nuevos comentarios gracias a distintos operadores indiciales y las nuevas interacciones que se generan a la espera de convalidación o polémica:

Los usuarios para referir al mundo, cuentan con operadores indiciales que enlazan con el fuera de campo de la plataforma. Imágenes, videos, localizaciones, fotos, etiquetas, menciones, enlaces a contenido compartido. Los índices son signos que se relacionan con su objeto mediante una relación de existencia. “Un reenvío significante de naturaleza indicial implica siempre, como decía Peirce, un vínculo existencial: el humo es el índice del fuego. El orden indicial funciona, por consiguiente, siempre por contigüidad; es por esto que podemos llamarlo, también, el orden de los fenómenos metonímicos.” (Verón, 2001: 17). El nombre real como hipervínculo al perfil no es sino el primer reenvío indicial de estas plataformas. Es un reenvío fundante, en tanto autoriza y legitima al resto de los reenvíos indiciales del yo (Gurevich, 2018: 35).  

Según Sal Paz, dado que el objetivo del comentario no es el de transmitir información sino “entablar una relación fático-emotiva y expresar sensaciones”, el enunciador construye retóricamente un ethos y un pathos para generar empatía y adhesión comunitaria (2013: 9). En este sentido, Koren (2013: 2) entiende al interlocutor como un alter ego y lo compara con el audirorio-juez de la Nueva Retórica. Se sigue de lo anterior un predominio de la secuencia argumentativa, aunque constreñida por la brevedad, la urgencia y la condensación que caracteriza al comentario digital. Así, en el marco de lo que Igarza (2009: 170-173) definió como microgéneros en Internet (géneros que habitan en soportes compatibles con estructuras narrativas o argumentativas breves que posibilitan agregar al texto, música, video y hacerlas multimediales), podemos caracterizarlos, con Slimovich (2012: 151), como microargumentos.

Es preciso enfatizar el rol que ocupa el comentario en nuestra cultura, donde se ha convertido en un género hegemónico. Al punto que Charaudeau (2005: 30-31) sitúa al comentario como el tercer lugar de fabricación del discurso político, junto a los sistemas de pensamiento (modelos ideales de referencia para la construcción de opiniones y posicionamientos ideológicos) y los actos de comunicación (donde se tejen las relaciones grupales entre los actores: reunirse, debatir, publicar slogans, agruparse, desfilar, realizar ceremonias, declaraciones televisivas, etc.). En estos tres espacios se construyen imaginarios de pertenencia comunitaria en función de comportamientos ritualizados y se ejercen la persuasión y la seducción a través de diversas estrategias retóricas[5]. En el nuevo concierto de medios digitales los comentarios expresan de modo conflictual las cuestiones políticas por lo que se ubican en la esfera de la sociedad civil donde cada actor asume explícitamente la responsabilidad socio-individual de su propio decir (Koren, 2013: 13).

Una vez dadas estas definiciones preliminares, avancemos a despejar algunos de los problemas concernientes a estos nuevos géneros discursivos en el concierto del sistema de medios y su relación con la construcción de la realidad social, de las identidades socio-individuales y de los vínculos e interacciones entre sus actores.

 

  1. Problematicidad del tema y herramientas para su abordaje

Uno de los problemas más acuciantes para la semiótica, en el escenario comunicacional actual, es discriminar medios y géneros discursivos. Es fácil dimensionar la dificultad que supone precisar categorías pertinentes para identificar un repertorio de medios y géneros digitales cuando se observa el sinfín de papers que indiscriminadamente designan los mismos objetos tanto como medio, género, formato, artefacto, dispositivo, plataforma, interfaz, entorno, entre otras especies. Los géneros discursivos son una herramienta irrenunciable para el análisis de los discursos sociales ya que forman parte de la praxis que conecta la semiosis con un estrato social y cognitivo, es decir que dan cuenta de cómo se produce sentido, cómo se interactúa y cómo se conoce la realidad social. Por eso el análisis de un género discursivo es necesario no para normarlo sino para describir estos procesos con los que está estrechamente asociado. Estos se vuelven accesibles al análisis a través de la identificación de rasgos cuya recurrencia da lugar a “esa institución -relativamente estable- de los géneros (Steimberg, 2005: 41) y cuyas diferencias sistemáticas permiten clasificarlos e instituir un horizonte de previsibilidad en la lectura. A diferencia de los géneros literarios, según Verón (2004 [1988]), los géneros de la comunicación social compiten en el mercado de medios en busca de su identidad diferencial. Esto se lleva a cabo a través de todo un arsenal de estrategias apuntadas a los lectores y anunciantes, en un mercado de producción y consumo de bienes culturales cuyo funcionamiento (networking) responde a nuevas lógicas de marketing muy distintas al broadcasting de medios históricos y que demandan explicación (Rocha 2020).

Otra cuestión tampoco menor en la cultura de la viralización y el fake, es la problemática de la verdad y la opinión, problema que interpela fuertemente a todo profesional de la comunicación social. La información es una forma de conocimiento que se nutre de datos y comentarios (co)referenciados como verdaderos, falsos, opinables, gustosos, tristes, graciosos, asombrosos, enojosos, etc. En las redes sociales, hace tiempo ya, se impuso noción de post-verdad: ni verdad, ni mentira, ni opinión sino una afirmación que se asume como verdadera sin que esté demostrada y cuya dudosa autenticidad no es obstáculo para generar comunidades de adhesiones y rechazos (Jensen, 2016).En este sentido, la cuestión no es cuál enunciado es verdadero o falso sino cuáles son las operaciones autentificantes o pseudo-autentificantes que se ponen en obra en cada acto de validación (verbal o multisemiótico). La responsabilidad enunciativa puede recaer sobre el sujeto que postea o comenta, en el enunciatario o la comunidad de discurso como instancia legitimante, incluso de enunciados impronunciables fuera de dicha red. Y es aquí donde juegan un rol clave, los operadores de veridicción:

Las plataformas ofrecen operadores de veridicción dentro de las matrices de publicación, que los usuarios incorporan para hacer más persuasivos sus contenidos. Subir fotos o videos, mencionar o etiquetar amigos y lugares, expresar cómo uno se siente, qué está haciendo. Son narrativas hipertextuales: las menciones o etiquetas funcionan como hipervínculos a perfiles o fan pages, que al tener compromisos off line autentifican aquello que nombran. Lo que los usuarios muestran en cada publicación son retazos de lo real. Esto acerca al despliegue de esta voz a los géneros narrativos y argumentativos, y también a los géneros de la información (Gurevich, 2018: 34).

Desde esta perspectiva, entonces, no hay enunciados verdaderos sino operaciones de validación. Las preguntas son entonces ¿cuáles son esas operaciones? ¿a qué matrices ideológicas remiten? ¿qué rol juegan el humor y la parodia en la construcción semiótica de la creencia, el gusto, la emotividad y el contacto? ¿qué relaciones sociales construyen? En el marco de estas problemáticas y por tratarse de objetos semióticos conformados por una pluralidad de materias significantes, el trabajo práctico que voy a exponer adoptó el punto de vista analítico de las tres dimensiones de la producción de sentido. La dimensión icónica corresponde al funcionamiento analógico, que posibilita operaciones de comparación e imitación entre las réplicas. La indicial reside en su capacidad de desarrollar operadores hipertextuales para generar dinámicas transmediáticas e interactivas. Estas se dan no sólo en el despliegue de los recorridos de un contexto a otros, sino también en la posibilidad de recibir respuestas, por ejemplo, bajo las modalidades de gustar, comentar, compartir, etc. La dimensión simbólica se plasma en operadores verbales, en las reglas genéricas y normativas, en códigos culturales –explícitos o implícitos- o cualquier elemento que se reconoce como signo por su valor convencional.

Aclaradas estas cuestiones preliminares, voy a presentar a continuación, la secuencia didáctica desarrollada en el aula.

 

  1. Presentación de la secuencia didáctica

Como se anticipó, se les propuso estudiantes un trabajo analítico acompañado de una exposición argumentada de los resultados. El objetivo más amplio era desarrollar en los estudiantes habilidades para observar y describir, en un corpus a conformar, operaciones semióticas de producción de sentido en interacciones que problematizaban la relación entre el sistema de medios y el sistema político en redes de Facebook que tematizaran lo político. Estas aptitudes implicaban, a su vez, articular los discursos con sus inter-discursos, identificando marcas u operadores de superficie discursiva y abordarlos analíticamente como huellas del proceso de producción y reconocimiento.

El curso se Semiótica de los Medios II en la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA es cuatrimestral y consta de clases teóricas y prácticas semanales. Es en el marco de estas últimas donde se realizó el trabajo práctico final que aquí estoy exponiendo. Teniendo en cuenta la necesidad de facilitarles a los estudiantes habilidades para la elaboración de géneros académicos de diversa índole y complejidad, la actividad estuvo planteada en concordancia con las acciones de la Carrera, tendientes a propiciarles la iniciación en la investigación y un acceso escalonado a producciones de grado creciente de dificultad, para ir allanando el camino hacia los Trabajos de Graduación. Con ese fin se contemplaron dos opciones, entre las que los docentes de las distintas comisiones de la materia podían optar: un informe de investigación escrito o una exposición oral formal (ambas modalidades, grupales). Las consignas de trabajo para los cursantes de 2016 y 2017 a mi cargo, estuvieron destinadas a la elaboración de informes de investigación sobre operaciones de producción de sentido en redes sociales de Facebook a partir de procedimientos paródicos (2016) y sobre operaciones de construcción semiótica de la verdad (2017). Por su lado, las consignas de 2018 y 2019 apuntaron a la producción de exposiciones orales que rindieran cuenta del análisis de los géneros i-meme y comentario digital. Por tratarse de un ejercicio integrador cuyo propósito principal era articular teoría y praxis semiótica, su elaboración fue prevista mediando el cuatrimestre, después de una primera evaluación parcial, lo que permitía incorporar antes los contenidos básicos de la asignatura y distribuir convenientemente los tiempos para el tratamiento de los propios del trabajo práctico. Con ese propósito, a partir de la segunda mitad del curso se dividió la clase en dos momentos: el primero para tratar los temas curriculares generales y la segunda parte, para el tratamiento del trabajo práctico. Ese segundo momento estuvo destinado a que los grupos conformados accedieran a la bibliografía específica, compartieran sus reportes de lectura y planes de trabajo, presentaran sus avances y los pusieran en discusión en el curso, plantearan consultas y recibieran una devolución de la docente y comentarios de sus pares. Se destinaron 7 de 15 clases al desarrollo de las actividades programadas.

 

4.1. Lineamientos formales para la elaboración de los informes escritos y las exposiciones orales

4.1. 1. Consignas

La consigna para la modalidad escrita fue: Realizar un informe de investigación grupal que dé cuenta del análisis un corpus de posteos y comentarios tomados de FanPages dedicadas a temas políticos. Observar las operaciones de producción en las tres dimensiones semióticas de configuración de sentido y evaluar sus posibles efectos de lectura. Focalizar particularmente las dimensión paródica (en 2016) / la construcción semiótica de la verdad y la opinión (2017). 

La consigna para la modalidad oral fue: Analizar la relación i-meme-comentario en FanPages dedicadas a temas políticos y volcar los resultados en una exposición oral formal grupal, apoyada en un PowerPoint. Observar las operaciones de producción en las tres dimensiones semióticas de configuración de sentido y evaluar sus posibles efectos de lectura. Focalizar particularmente las características de esos géneros digitales y sus formas de interacción.

A través de este trabajo el estudiante debía demostrar el dominio de las nociones teórico-metodológicas pertinentes de la socio-semiótica, lo cual comportaba: a) reconocer los rasgos discursivos característicos de los géneros en cuestión; b) situar las piezas en el marco de sus condiciones productivas, identificando en la superficie discursiva, las huellas de los discursos que las generaron (operaciones de producción); c) elaborar una hipótesis acerca de sus matrices ideológicas y de sus posibles efectos de lectura (dimensión del poder, operaciones de reconocimiento); d) encuadrar dichas operaciones en el marco de un conjunto de estrategias establecidas en función de un contrato de lectura; d) reflexionar acerca de la relación entre lo público, lo político lo comunicacional; e) interrogar el funcionamiento discursivo de las FanPages de tema político, en tanto escenarios de deliberación y consensos.

 

4.1. 2. El corpus

Después de una búsqueda preliminar en páginas de Facebook dedicadas a hacer circular temas de agenda política (no de representantes políticos sino de humor, entretenimiento o interés político), se les indicó a los estudiantes que extrajeran, de la muestra más amplia observada, tres interacciones ejemplares de posteos y sus comentarios digitales en los que se problematizara la relación entre la esfera pública, el sistema de medios y el sistema político. Los i-memes forman un conjunto tal con sus comentarios digitales, que el uno es el co-texto del otro, por lo tanto, convenía que el análisis de los i-memes contemplara algunos comentarios ejemplares. Para recoger la muestra definitiva se tomaron en cuenta las variables genéricas y los mecanismos de retoma y replicación (inter)discursiva.

Partiendo de que “El corpus es una colección finita de materiales determinada previamente por el analista, con cierta (inevitable) arbitrariedad, sobre la cual va a trabajar” (Barthes, 1985: 81), los estudiantes debieron justificar que los exponentes de la muestra constituían un conjunto cuya pertinencia, homogeneidad y amplitud se podía sostener como una unidad discursiva. En este caso, se trató de un conjunto de tres posteos y sus comentarios alrededor de un eje problemático común, sea un tema o una operación. Es decir que la coherencia del conjunto podía estar garantizada a) por contenidos semánticos diferentes que compartieran un mismo tipo de operación (por ejemplo, i-memes de diferentes temas con una dominante operacional indicial) o b) por operaciones distintas en torno a un eje semántico común (por ejemplo, un estereotipo recurrente; un mismo tema de agenda). Asimismo, se acordó que el corpus podía estar integrado por materias significantes diversas (imagen fija o en movimiento, texto escrito, sonido, etc.) en una secuencia sincrónica o bien diacrónica. Los casos relevados debían responder a criterios de relevancia y significatividad (teórica, política, económica, social, cultural, etc.) justificada.

 

4.1.3. Los objetivos

Los objetivos generales apuntaron a la adquisición de las siguientes habilidades:

  1. Mostrar dominio de la propuesta metodológica de la materia para la descripción de operaciones semio-discursivas y su articulación con los efectos potenciales de sentido, particularmente, sus efectos ideológicos, de creencia y verdad.
  2. Introducirse en el estudio de los nuevos géneros digitales a partir del análisis de la dinámica i-meme-comentario en FanPages referidas de temas políticos.
  3. Reflexionar sobre la relación entre las esferas de la sociedad civil, la política, la comunicación, evaluando los alcances de la función de crítica y control a los discursos instituidos en los nuevos medios de comunicación social.
  4. Plasmar los resultados del análisis de forma argumentada, a través de un informe de investigación escrito o una exposición oral formal, ambos grupales.

 

Entre los objetivos específicos se enfatizó que los estudiantes logren:

  1. Acotar, luego de una exploración del campo, un corpus discursivo coherente y consistente.
  2. Identificar, a partir de un análisis contrastivo, los nudos problemáticos pertinentes para describir las piezas, instrumentando en el análisis los siguientes recursos:
  • Las imágenes y elementos cualitativos que funcionan como operadores icónicos.
  • El funcionamiento de vectores indiciales (diversas formas de interpelación verbal y no verbal, mirada, contacto, operadores metonímicos).
  • Elementos convencionalizados o culturales como operadores simbólicos (signos visuales, sonoros, términos, enunciados y argumentos, etc.).
  1. Ilustrar, a partir de ejemplos del corpus, el funcionamiento de las operaciones correspondientes a las dimensiones icónica, indicial y simbólica, y vincularlas –a modo de hipótesis- con sus condiciones de producción, localizando en los enunciados, las huellas de dicha relación y de sus potenciales efectos de sentido.
  2. Señalar las operaciones de retomas interdiscursivas relevantes (cita, alusión, imitación, parodia, ironía, etc.).
  3. Identificar, en la dinámica posteo-comentario, las operaciones de validación (correspondientes a la construcción semiótica de la verdad y la opinión) puestas en juego para sostener los puntos de vista que se afirman.
  4. Describir las operaciones de construcción de contacto y vínculos inter-sujetos, en tanto anclajes de construcción enunciativa de posiciones, identidades y comunidades en la interactividad.
  5. Encuadrar las operaciones semióticas registradas en el marco estratégico de un contrato de lectura.
  6. Discriminar los rasgos genéricos específicos del i-meme y del comentario digital.

 

4.4. Organización retórica de las exposiciones

  1. Carátula: Presentación de los expositores, entorno institucional, fecha, título del trabajo b. Introducción sumaria (presentación del tema, delimitación y justificación de su interés); c. Desarrollo del análisis (discurso organizado por temas, subtítulos, rúbricas explicativas y argumentativas apoyadas en respaldos bibliográficos, citas directas e indirectas, ejemplos, comparaciones, cuadros y otros elementos gráficos de carácter probatorio e ilustrativo); d. Conclusión (síntesis de las ideas relevantes y resultados, articulación objetivos-operaciones analizadas-posibles efectos de sentido); e. Bibliografía.

 

4.5. Descriptores de evaluación

  • Delimitación, pertinencia y coherencia del corpus.
  • Uso del lenguaje disciplinar (dominio de las nociones teóricas y metodológicas de la materia).
  • Caracterización adecuada de los rasgos discursivos de las piezas gráficas y sus modalidades de interacción.
  • Reflexión crítica sobre la relación entre las esferas civil, política y comunicacional en los entornos digitales.
  • Presentación de los resultados del análisis de forma integrada, relevante, contextualizada y argumentada sobre respaldos bibliográficos, elementos gráficos de carácter ejemplar, ilustrativo y contrastivo.
  • Claridad de la exposición. Control de la extensión.
  • En las alocuciones orales: fluidez, control de la comunicación no verbal y la situación comunicativa (diapositivas, voz, cuerpo, gestualidad, elementos para-verbales, orquestación del espacial, escenografía, feedback).
  • Construcción de sí y del auditorio como estudiantes-universitarios (ethos y pathos académicos).
  • Trabajo Colaborativo entre los miembros del grupo y participación activa en el rol de auditorio (intervenciones pertinentes).

 

4.6. Preparación de la exposición oral formal

Tanto la modalidad del informe de investigación como la de exposición oral resultaron muy valiosas en el práctica, pero voy a detenerme un momento en la exposición oral formal, por tratarse de un género cuya didáctica ha recibido menos atención en la literatura sobre alfabetización académica.

Las “exposiciones orales formales” generadas por los estudiantes son un género académico-didáctico destinado no solamente a ser evaluado sino también a construir y socializar los conocimientos adquiridos en una materia. Consisten en una disertación oral explicativo-argumentativa, la que en este caso, combinó la lectura de fuentes previamente estudiadas y el análisis contrastivo de casos ejemplares. El desarrollo argumentativo se sostiene con fundamentos extraídos de las fuentes bibliográficas y volcados en citas directas e indirectas, ejemplos, ilustraciones, comparaciones y demás procedimientos probatorios de los discursos académicos. Exigen claridad y organización de las ideas y la adopción un lenguaje especializado. Un factor relevante en las prácticas orales es la presencia de elementos no verbales que intervienen en la construcción del sentido, lo que se conoce como comunicación no verbal: kinésica, proxémica, y el código paralingüístico. En contextos áulicos, el acompañamiento con diapositivas forma parte de la escenografía en la que el orador expone un ethos de saber, tecnológico y preocupado por comunicar adecuadamente. Así, para exponer resultados del análisis previsto, la presentación se realizó en el aula con apoyo en la base visual de un PowerPoint. Este es un género académico-profesional basado en el programa desarrollado por Microsoft, que sirve para acompañar en tiempo real, clases didácticas de docentes y otras exposiciones formales científicas o profesionales. Se trata de un género epitextual (Genette, 1989; García Negroni y Gelbes, 2008) que se ofrece como síntesis visual para reforzar la escucha, facilitar la comprensión y la memoria. Articula recursos retóricos del lenguaje escrito con el visual e indicial (viñetas, cuadros, gráficos, fotografías, animación, video, sonido, color, etc.)[6].

 

4.7. Pasos metodológicos

El trabajo se planteó como grupal no sólo por razones de organización, economía de tiempo y recursos sino sobre todo, por la decisión pedagógica de valorizar el trabajo colaborativo. Las dinámicas participativas fomentan negociaciones relativas a la resolución de problemas retóricos y estilísticos pero también, de distribución de las tareas, gestión de los tiempos, etc. Paralelamente, mejoran la calidad de la comprensión a través del diálogo. A diferencia de la oralidad cotidiana, espontánea y simple, las exposiciones orales académicas requieren planificación, de ahí que se organizaron del siguiente modo:

  1. Conformación de los grupos. Los equipos podían contar con entre 4 y 6 integrantes. Dependiendo de la cantidad, las exposiciones finales podían ser distribuidas en una o dos clases.
  2. Lectura de la bibliografía para el Trabajo Práctico (corpus de 5 a 7 artículos especializados) elaboración y socialización de reportes de lectura semanales pautados y socializados, por grupos. Los estudiantes contaban, además de la bibliografía general de la materia, con una unidad de lecturas específicas, documentos de cátedra metodológicos (Bitonte (Ed.) 2019; Bitonte y Stemberg, 2019) y un instructivo ad hoc.
  3. Presentación y discusión de un plan de trabajo preliminar.
  4. Elaboración de un PowerPoint como apoyo visual de la exposición (8 diapositivas, incluyendo portada y referencias bibliográficas).
  5. Exposiciones grupales de 10’ de duración y 5’ para el intercambio con la docente y el auditorio. Las intervenciones del docente y el auditorio se dejaron para el final. Fue permitido tener apuntes de apoyo en mano, durante las presentaciones.
  6. Insumos materiales y didácticos: los cursantes llevaron sus trabajos en pendrives, los que fueron conectados a un ordenador. La Facultad, como es usual, proveyó cañón de proyección y parlantes.
  7. La nota final fue el producto del resultado global del desempeño del grupo, de la participación individual y de la intervención como auditorio (escucha atenta, formulación de preguntas y comentarios aportados).

 

4.8. Desarrollo de las etapas del Trabajo Práctico

Ante todo, se distribuyó entre los grupos, la bibliografía específica. Se destinó la última hora de las clases a que, por turnos, expongan sus reportes de lectura, presenten consultas, avances y fueran discutidos en el aula, considerando que la confrontación de las propuestas de los diferentes equipos podía enriquecer y contribuir a la resolución de problemas comunes. Luego, sabiendo que el desempeño académico obliga de continuo a desarrollar exposiciones sobre diversos temas a partir de corpus y bibliografías vastas y que además, la realización de estas actividades implica tareas adicionales, se les indicó a los equipos que preparen un plan textual, es decir, que plasmen por escrito una hoja de ruta. Para el estudiante, la elaboración del plan textual anticipa los pasos a seguir a lo largo de todo el proceso y posibilita acotar lo que se va a tratar, los autores y materiales de estudio necesarios, darles una primera instancia de orden, organizar los tiempos que requiere cada tarea e imaginar al destinatario. Y para el docente, es una herramienta indispensable ya que ayuda detectar errores tempranamente, orientar las reformulaciones, hacer el seguimiento y evaluar el proceso.

Para evitar incurrir en aplicacionismos y fórmulas que terminan en corsets estructurales, se recomendó como primera acción, un recorrido inductivo que partió de la observación del funcionamiento y la identificación de las propiedades que caracterizan a los géneros que circulan en las redes sociales. Así fue que los equipos realizaron una observación exploratoria de casos para inducir categorías y recurrencias, sabiendo que se trata de materias significantes que se recrean y reconfiguran continuamente en función de las condiciones sociales y de las prácticas discursivas que los constriñen (Bajtin, 1985; Steimberg ([1993] 2005); Verón, [1988] 2004). Después de esta primera aproximación, se les planteó una búsqueda focalizada de posteos y sus comentarios en redes de Facebook dedicadas a temas políticos o al humor político. Se dio preferencia a contenidos locales (Argentina). Una vez obtenido el universo, la consigna era recoger los tres casos más relevantes a los fines del análisis, registrando fecha y fuente donde se encontraran (el enlace de la página donde aparecen los textos es significativo, así como también el co-texto que lo rodea y los comentarios a los que da lugar, tomando en cuenta que si estos excedían un número razonable, sería prudente realizar un recorte). Los estudiantes debían fundamentar el interés y la coherencia interna del corpus, desde el punto de vista analítico, ya que no cualquier fragmento del tejido social califica como corpus. Luego de introducirnos en la naturaleza de estos nuevos fenómenos mediáticos, los grupos procedieron al análisis de las piezas fuera del aula. Por último, se dio lugar a las exposiciones escritas y orales, cuyos resultados se resumen a continuación.

 

  1. Análisis de los resultados

En lo que sigue, voy a exponer los resultados de la secuencia didáctica a partir de mis anotaciones sobre los trabajos escritos y del registro anecdótico que fui tomando durante el seguimiento de las exposiciones orales.

Empezando por el terreno explorado, entre las FanPages consultadas para obtener el corpus estuvieron: Eameo; Andate Macri; Hay que dejar de robar con Piña por dos años; Café de X medio, hablemos de política, Memes para la guerra de guerrillas; Simpsons y Macri; No más K, Nunca más K, 100 de bondiola, Memes socialistas argentinos. Después de una observación preliminar y de la lectura de las fuentes, los estudiantes tuvieron una visión contrastiva de los objetos de estudio, desde una posición analítica. En virtud de esta aproximación, pudieron deducir rasgos genéricos pertinentes del i-meme y el comentario digital, acotando definiciones relativas a la demanda de sus trabajos, como se puede ver a continuación.

Algunas definiciones extrajeron propiedades inherentes y las fundamentaron con reformulaciones pertinentes de la bibliografía. Por ejemplo: “En términos de Morató, los memes son replicadores de rasgos culturales que transportan una idea y tienen la capacidad de viralizarla. Cuando nos referimos a los memes de Internet hablamos de i-memes” (Grupo 4-2019). Otras caracterizaciones, en consonancia con Laura Siri (2016), recalaron en la materialidad y funcionamiento discursivo de los i-memes, en tanto “textos con diferentes sustancias expresivas derivadas de un proceso de intervención sobre textos preexistentes” que se distinguen “por sus modalidades de difusión repetitivas, adaptativas, apropiativas y, en general, participativas” (Grupo 3, 2019). Otros trabajos se refirieron a los orígenes de la noción:

El concepto meme proviene del libro El gen egoísta (1976) del biólogo Richard Dawkins. A partir del mismo, se expone la hipótesis memética de la transmisión cultural, en la cual, la evolución cultural es análoga a todo proceso evolutivo. El meme es así la unidad mínima de información que se puede transmitir; la supervivencia de estos replicadores culturales llevarían a la evolución de la cultura. Con la aparición de Internet, surge el i-meme como aquello que se transmite de usuario a usuario; su viralización concluye en la masividad. Los i-memes se replican día a día vía internet, WhatsApp o redes sociales, de persona a persona, de usuario a usuario, hasta alcanzar amplia difusión (Grupo 3-2019).

Otro de los equipos focalizaba en la dimensión paródica del género y en la necesidad de un lector colaborativo para consumar la interpretación:

El enunciador de las fanpage de Facebook, destina las publicaciones a aquel lectorado que puede decodificar su discurso. Esto supone compartir un conocimiento previo, que permite entender lo irónico y la parodia en los memes. El meme entonces, posee un potencial comunicativo cuyo sentido es únicamente compartido por aquellos que lo han incorporado dentro de sus bagajes simbólicos. Quienes son ajenos a estos, son incapaces de participar plenamente en la semiosis que tiene lugar a partir de su uso (Grupo 1, 2018).

Con respecto a los comentarios digitales, el Grupo 2-2016 los ubicaba en el concierto de la tríada interactiva: Gustar – Comentar – Compartir (Gurevich; 2014):

Estas tres operaciones guardan relación con la Segunda tricotomía peirciana, y en todas ellas predomina el orden indicial porque se habla/apunta/señala a lo dicho anteriormente estableciendo un contacto que funda el principio participativo de co-enunciación característico de las redes sociales en Internet. El Me gusta establece un contacto de adhesión a lo dicho en el post, el Comentario un contacto de respuesta que refuerza la conexión participativa entre usuarios y el Compartir retoma la enunciación, la difunde y abre otro canal.

A su vez, el Grupo 5-2018 resumía: “Según Sal Paz (2013) este tipo de comentario es un género dialógico, que se produce en los nuevos medios y como género discursivo es “un marco ideal para dar formas a las ideas y pensamientos, para adoptar una postura ante los hechos y para el ejercicio democrático. Condensa las ideologías de los ciudadanos tal como son vividas en su cotidianidad”. Parafraseando al mismo autor, el Grupo 7-2019 lo definía como un “género medular de las prácticas discursivas de la cibercultura”. Por su parte, el Grupo 5-2019 reparaba en que en los comentarios digitales se privilegia el hecho de “entablar una relación fático-emotiva y el de expresar sensaciones (Sal Paz, 2013: 6)”. Siguiendo esa línea, el Grupo 1-2019 lo destacaba como “una práctica sociocultural que produce, reproduce y transforma la vida social (…) un género dialógico dada la relación que establece con los discursos precedentes o previos y por el carácter direccional de sus enunciados, orientados a un enunciatario del cual busca una respuesta”. Finalmente, el Grupo 5-2017 justificaba que quienes comentan las publicaciones, coincidan o no con la ideología de la página, a través de esta interacción pueden reproducir la circulación infinita de la semiosis “porque cada discurso es condición de producción de otros, ‘cada comentario deviene en nuevo texto que puede a su vez ser comentado’ (Gurevich; 2014: 6)”.

Adentrémonos ahora en el análisis de las piezas relevadas. Los equipos no se limitaron a describir los rasgos de superficie de los materiales gráficos sino que realizaron todo un conjunto de operaciones analíticas: ubicaron las manifestaciones más significativas en relación con sus condiciones de producción y realizaron hipótesis consistentes respecto de su dimensión ideológica, así como de sus posibles efectos en reconocimiento (poder del discurso). Tomemos por caso el análisis siguiente. El Grupo 1-2019 señala las operaciones de descontextualización de fotografías tomadas a Mauricio Macri y su recontextualización en distintos capítulos de Los Simpson, haciendo gala de una notable capacidad para identificar las imágenes-macro a partir de los conocimientos adquiridos en sus consumos culturales:

Figura 1, Simpsons y Macri, 20 de marzo de 2019

El equipo deconstruye la operación que consiste en descontextualizar una fotografía del presidente Macri y reubicarla en un fotograma del Capítulo 5 de la novena temporada de Los Simpsons, sustituyendo a un comerciante de armas de los Estados Unidos que decía: “Esta es para derribar helicópteros de la policía”. El rastreo de la foto original remitía al 15 de marzo de 2019, cuando el entonces presidente, en un acto de entrega de nuevo equipamiento al ejército nacional, se sacó una foto empuñando una bazooka. Recontextualizada la imagen, la frase “derribar helicópteros” se transformó en «derribar la economía». Por otra parte, en el análisis de la relación i-meme–comentario, los jóvenes –notablemente- lograron precisar que el segundo de los comentarios replicaba literalmente una frase de Lisa, del cap. 2 de la sexta temporada: “Usted es diabólico”. Los estudiantes encuentran las huellas de un tipo de interacción que, según sus palabras, “presupone un conocimiento y una ideología compartidos no sólo respecto a la serie, sino también a la situación económica de Argentina: el enunciatario debe reponer aquello que no está dicho” (Grupo 1-2019). El equipo analizó también, en otra pieza, la esquematización social de Mauricio Macri, a través del estereotipo del ‘gato’. El grupo localizó la fotografía de base en febrero de 2018, en la capilla de la virgen de la Candelaria (Humahuaca, Jujuy), bajo condiciones de franco rechazo social. En el análisis indicaron que su recontextualización se daba exactamente en un fotograma del cap. 20 de la quinta temporada de Los Simpsons, donde Homero decía: “Yo sé que oyes mis pensamientos muchacho … ñam, ñam, ñam”.

Figura 2, Simpsons y Macri, 24 de marzo de 2019

Sin perder de vista la semiosis plástica del i-meme (la importancia de la deixis, la dirección de la mirada al fuera de campo activando la capa metonímica de producción de sentido y de cómo el contacto establecido creaba la idea de que efectivamente, quien enunciaba “miau, miau…” era el propio presidente dirigiéndose al destinatario, la tipografía Impact blanca con contorno negro, más grande en el remate, reforzando un efecto entre ingenioso y cómico), el resultado del análisis dejaba ver que la relación imagen-texto escrito tenía implicancias a nivel de la construcción enunciativa de la imagen presidencial. Otro equipo también analizó la imagen presidencial que surgía del estereotipo del ‘gato’, enfatizando el rol del orden simbólico:

Nos encontramos con distintas operaciones simbólicas (…) como el saber compartido de la adjetivación de Mauricio Macri como “gato”. En el lenguaje carcelario, entre otras características, el “gato” es el que recauda para un jefe. Por sobre todas las cosas desprecia al que está en inferioridad de condiciones y admira a quien lo utiliza. El “gato” no es un esclavo que quiere ser libre, es un esclavo que anhela ser esclavista. Lo más ajeno a “gato” es la solidaridad. Queda abierto al enunciatario las inferencias realizadas a partir de la adjetivación (Grupo 8-2019).

Notemos cómo los tres niveles de producción de sentido son integrados según la operatoria peirceana, combinando sus diferentes aristas y efectos de sentido. Los integrantes del Grupo 1-2017 acentuaban cómo con la trasposición virtual de lo oral, lo simbólico va cediendo lugar a lo icónico y lo indicial:

El emoji, en su calidad de signo icónico, se parece al objeto que representa. En este caso, a modo de burla, el emoji parodia la gestualidad de [el personaje]. A falta de lenguaje corporal, sirve para llamar la atención del receptor acerca del tono de su comentario. Emerge nuevamente la capa metonímica de sentido, para compensar las expresiones perdidas en el traspaso de la comunicación cara a cara, a la comunicación a través de una pantalla (Grupo 1-2017).

Las tres dimensiones vuelven a aparecer una y otra vez, exhibiendo el predominio relativo de una sobre las otras. Así se aprecia en siguiente ejemplo que esboza la relación entre un tipo de registro con el tipo de contrato de lectura: el registro indicial, ligado a un contrato simétrico y el icónico, ligado a una estrategia objetiva:

Entonces, por un lado se observa que en “Ajo&Agua” predomina la dimensión indicial a través de operaciones de referenciación que remiten a otro enunciado; y en “El Cipayo” predomina la dimensión icónica a través de operaciones de representación que permiten la comparación y/o equivalencia. Por otro lado, dichas páginas se diferencian por sus contratos de lectura: “Ajo&Agua” tiene un contrato simétrico, mientras que “El Cipayo” tiene un contrato objetivo” (Grupo 5-2017).

Por su parte, el trabajo del Grupo 6-2017 señalaba el predominio de una operación de comparación (icónica) entre Macri y el Sr. Burns como parte de un entramado estratégico que no se hubiera activado de no mediar la función simbólica:

Figura 3, Foto de portada de Los Simpsons y Macri (2017)

[A]firmamos que predomina la operación de representación icónica (atravesadas por lo simbólico), en la que “predominan las operaciones analógicas de comparación o figurales. En general, la descripción tiene como fin provocar una inferencia” (Bitonte, 2017). Esta comparación de Macri con el Señor Burns, personaje malévolo, ambicioso, tacaño, empresario y millonario de la serie de Los Simpson, es eficiente. Funciona. Podemos agregar, además, las palabras de Bateson, que caracteriza el funcionamiento de lo icónico de la misma manera que lo analógico: sustitución, similaridad, continuidad y motivación”. Pero –remarcan- esta no sería eficiente de no mediar la dimensión simbólica, dada por el conocimiento previo del fan: “No es arbitrario que el Sr. Burns se parezca a Macri. Comparten características, son –o parecen ser- el mismo sujeto, [el i-meme] fue compartido 180 veces y no hubo alguna discrepancia en el desarrollo de los comentarios (Grupo 6-2017).

Así el orden simbólico garantizaba la reposición de datos indispensables para que la operación de comparación desencadene la risa, activando la capa metonímica de producción del sentido: “El humor funciona así, como un operador de contacto que a la vez, concita y mantiene la atracción y simpatía del co-enunciador fomentando un contrato de complicidad ideológica”. Para apoyar esta conclusión el grupo se apoya en las huellas de la interactividad: “De los seguidores de la FP, además, se obtuvo una respuesta de humor muy grande: comentarios de risas, 1300 reacciones de Me gusta” (Grupo 6-2017). Vale destacar hasta qué punto los estudiantes, en su amplia mayoría, han advertido que la participación del co-enunciador con conocimientos convencionalizados y compartidos es indispensable para interpretar la intertextualidad del i-meme y viralizarlo. Y a su vez, cómo la articulación entre las distintas operatorias de producción de sentido se combina y potencia estratégicamente en función de un contrato de lectura generalmente cómplice con su público. Sobre esa base, el Grupo 2 2016 advertía que los i-memes juegan con eso en el montaje o intervención fotográfica, no mostrando o enseñando algo, sino al compartir una determinada visión de la realidad. En esta línea concluyen que las FanPages dedicadas al humor político “se comparte un mismo código: al ser páginas de humor que emplean principalmente la parodia, lo que se muestra no puede ser tomado literalmente”. Por lo tanto, el grupo vincula la categoría de comunidad, así construida, con la matriz económica de base de Facebook, en tanto “lugar o negocio local” y “entretenimiento”, que funciona como “aglutinador”, creando “comunidades y grupos de individuos que tienen en común el tipo de mensajes que esas páginas comparten, aunque en sus vidas personales sean, completos extraños entre sí”. A la vez, el análisis da cuenta de cómo la página se crea a partir del aporte de todos los individuos que ponen “me gusta”, comparten o comentan las imágenes: “esto es –dicen- lo que les da importancia y visibilidad. Sin la gente que participa en ellas, estas páginas no existirían como tales; la co-enunciación es fundamental para poder completar el discurso que pretenden difundir” (Grupo 2- 2016). El equipo advierte hasta qué punto los perfiles individuales operan como anunciantes de las publicaciones que circulan en las páginas de Facebook y cómo estas buscan que su contenido sea atractivo y responda a lo que su público quiere. Esto los lleva a  reflexionar sobre la construcción de la verdad:

En estas fanpages se genera una cierta comunidad donde circulan ciertas creencias y verdades que no son cuestionadas, que ayudan a reafirmar lo que ya se cree, y que permiten intercambiar información, y de alguna manera desahogarse, sobre ciertos temas. Por eso es que también se generan tan fuertes debates y rechazos en cuanto alguien que claramente no comparte esas ideas decide comentar al respecto. Inmediatamente es atacado por el resto del grupo y puesto en ridículo, ya que en estos sitios no se busca precisamente encontrar LA verdad, o abrir debates serios, sino compartir una idea, contar con un lugar seguro donde lo que la persona que sigue a esa página y quien crea el contenido puedan compartir sus ideas y sentimientos, y reafirmarse en ellos (Grupo 2- 2016).

La pregunta sobre los modos de construcción del vínculo social en las redes a partir de las tres dimensiones de la semiosis (cfr. Verón, 2013: 281) fue de un interés recurrente en la mayor parte de los grupos. La Red conforma y contiene comunidades genéricas donde se comparten prácticas socio-discursivas (formas de interacción, rituales, lógicas de pensamiento, formas de enunciar, lenguajes específicos, formas de organizarse, de relacionarse, jerarquías, modos de validación de la palabra y los gestos). Los estudiantes advierten que el uso de los géneros es configurante no sólo de las identidades de quienes participan sino de su sentido de pertenencia a dicha (sub)cultura. Notemos, el Grupo 5-2019 aborda un i-meme protagonizado por el personaje “el Principito” de Saint Exupery y encabezado por la rúbrica: “Precios esenciales”. El adjetivo es una alusión intertextual a la conocida frase “Lo esencial es invisible a los ojos”, ubicado claramente como condición de producción de esta pieza gráfica:

Figura 4, Eameo, 22 de abril de 2019

Contextualizada en la crisis económica de la Argentina, cuando el gobierno de Mauricio Macri lanza un plan llamado Precios Esenciales[7], los estudiantes describieron las operaciones de reconocimiento observables en la relación i-meme-comentario. De ello dedujeron la construcción de una comunidad de co-enunciadores conectados con un rol intelectual y afectivamente activo en la interpretación, capaces de realizar una lectura crítica a través del humor y la ironía. En este mismo marco de referencia se ubica el caso analizado por el Grupo 2-2019, que captó muy bien la idea del i-meme como replicador ideológico en redes sociales de Facebook, fenómeno que observaron en la creación y viralización de uno de los neologismos más propagados entre los nacidos en la Red: la “macrisis”, en sus palabras, “el decrecimiento de la calidad de vida de los argentinos en términos económicos y sociales a partir del ascenso de Mauricio Macri a la presidencia”. Desde su perspectiva, esta denominación surge como respuesta discursiva a errores institucionales y se expresa a través de la parodia satírica (Bitonte y Grigüelo, 2017), generando un gran número de i-memes relacionados a la situación económica. El interés del recorte residió en investigar la dimensión crítica de estos discursos, “lo que implica –según lo enunciaron- un consenso social, una convención acerca del fenómeno, que se instaló en la sociedad”. Uno de los i-memes consistió –nuevamente- en una operación de sustitución intertextual a partir de la ilustración del personaje de Saint Exupery, con la cara de Macri sobreimpresa y acompañado del enunciado: “El crecimiento es invisible a los ojos”. Uno de los comentarios que lo acompañan replica el juego de lenguaje literario: “Me dijeron que en el reino del revés, hay crecimiento pero no se ve”. Las redes sociales son entendidas desde este ángulo, como matrices generadoras de neologismos. Estos sirven para designar cosas que no tienen nombre. En este contexto, los i-memes resultan formidables replicadores ideológicos que basándose en discursos preexistentes que reaseguran su reconocimiento, transportan y diseminan ideas. Tal es el caso de las iconografías del presidente Macri, asociadas a una visión idealista y pueril e indisolublemente ligado a la crisis a través de la condensación neológica que así lo proclama: macrisis.

Como se ve, los i-memes imantan acontecimientos de la agenda mediática y fenómenos culturales que resultan, por su familiaridad, potenciales replicadores de las ideas que transportan y garantizan su perdurabilidad y difusión. Así, el Grupo 3-2019 hace un análisis de la construcción de sentido producido alrededor de la publicación de Sinceramente, el libro de Cristina Fernández de Kirchner. El análisis contrasta las configuraciones antagónicas Cristina Fernández y de Mauricio Macri que emergen de la interacción i-meme-comentarios:

Figuras 5 y 6, No más K, 15 de mayo de 2019



Figuras 7 y 8, Andate Macri, 20 de abril de 2019

Los integrantes del grupo encuadraron los i-memes de su corpus en a la categoría de photoshop reactivos, según la clasificación de Shifman (en Siri, 2016)[8]. Y afirman que los comentarios a los que dan lugar, pueden leerse como micro-argumentos que explicitan la posición a favor o en contra de los co-enunciadores, a partir del uso de muestras de afecto, ironías e insultos. De esta manera, sostienen que bajo la aparente forma de un debate polémico, este tipo de intercambios está lejos de alcanzar la dimensión simbólica, inherente a la argumentación, la que se encuentra neutralizada por opiniones sin fundamentos ni pensamiento crítico. Sólo la fuerte preeminencia de lo icónico y lo indicial constituye la forma de posicionar a los seguidores. En este mismo sentido, los integrantes del Grupo 4-2019 concluyen de su análisis, que

los colectivos que se conforman en este contexto están fuertemente anclados a operaciones primeras y segundas ya que están asociadas a sensaciones y vínculos, dejando en segundo plano a las operaciones terceras, que requieren de razonamientos lógicos. Señalar que quedaron en segundo plano significa que no han desaparecido del todo; en espacios más críticos como los espacios de las universidades, la argumentación lógica sigue siendo la que predomina[9] (Grupo 4-2019).

Respecto del análisis de los efectos de sentido, los estudiantes de este equipo abordaron un corpus conformado también en torno a la publicación de Sinceramente. En este caso apuntaron al “potencial icónico arquetípico reutilizable” (Siri, 2016) del ‘gorila’[10]:

Figura 9, No más K, 9 de mayo de 2019. Figura 10, Eameo, 9 de mayo de 2019

El análisis reparó en cómo el mismo objeto podía dar lugar a creencias opuestas, dependiendo de las matrices ideológicas y marcos de referencia de los lectores. El análisis enunciativo de un conjunto de comentarios mostró que cuando los arquetipos del gorila reproducidos por los i-memes son vistos desde una perspectiva progresista (en Eameo) son recibidos como seres incultos que quedan atónitos frente al libro y padecen o temen el inminente retorno de Cristina Fernández al gobierno. Por el contrario, cuando son vistos desde la perspectiva oficialista (en No más K), los kirchneristas son representados como simios que adoran irracionalmente al libro. El ejemplo ilustra, a juicio de los estudiantes, el problema del solipsismo argumentativo de este tipo de interacción que, de un lado y otro, obtiene adhesiones complacientes o vituperios. De hecho, no registraron comentarios que remuevan convicciones sedimentadas.

En síntesis, este muestreo permitió ver la forma en que compiten las distintas FanPages, generando variadas estrategias para construir comunidades y establecer vínculos –generalmente cómplices- con sus lectorados. Como corolario del trabajo expuesto, se puede decir que los estudiantes aprendieron a distinguir y categorizar operaciones de producción de sentido sobre materiales concretos. Sobre esa base describieron las piezas en las tres dimensiones de la operatoria peirceana. Reconocieron la intertextualidad como un procedimiento a la vez textual y cognitivo, es decir, como un proceso que está dado en el texto pero que depende de operaciones que sólo puede activar el lector competente. Desde ya que estos procesos no resultan directamente accesibles, pero sí si contamos con un arsenal teórico-metodológico que nos posibilita una entrada analítica. Se trata del encuadre que consiste en afirmar que, siendo todo discurso heterogéneo en su materialidad, en un nivel más abstracto, depende de operaciones semiocognitivas que forman parte de los procesos de su generación cuyas huellas dirigen el camino analítico (Verón, 2013: 406)[11].

 

  1. Conclusiones

Como se pudo ver en el análisis de los resultados precedentes, los estudiantes lograron explicar mecanismos de producción de los discursos, elaborar hipótesis acerca de sus matrices ideológicas y de sus posibles efectos en reconocimiento, supieron encuadrar operaciones de producción de sentido en un conjunto de estrategias establecidas en función de un contrato de lectura, demostrando dominio de las nociones teórico-metodológicas claves de la socio-semiótica. Más aun, pudieron asumir una posición crítica respecto de los tópicos de la agenda nacional: problematizaron, desde un enfoque semiótico operacional, las esquematizaciones e imaginarios sociales que se derivan de la recontextualización de diferentes situaciones y actores políticos en diversos escenarios, tomando en cuenta las repercusiones de temas acuciantes como la crisis económica y la crisis de representación política. En este marco, desplegaron capacidades para analizar cómo se configuran las identidades individuales y colectivas de los actores sociales en las redes sociales Facebook. Advirtieron el rol del humor, la parodia, la ironía y la injuria en las esquematizaciones visuales del político, el uso de estereotipos (el gorila, el gato, el político iluso, insensible y ruin). Advirtieron la importancia de las operaciones de designación y referenciación, la creación de neologismos y los juegos de significantes (“gato”, “gorila”, “Macrisis”, “Sinceramente”,“Francamente”, “Presidenta”, “Presidiaria”). Los equipos dieron cuenta de la construcción enunciativa de los co-enunciadores, reconocieron las huellas de la interactividad, los recorridos de la cadena metonímica del agrado, las distintas modalidades del comentario (aprobación, vituperio, crítica) en un escenario enunciativo donde se afirma más que debate.

El análisis de la interacción entre posteos y comentarios les permitió entrenar la mirada tanto en una visión macroscópica como en los detalles significativos. Así, al tiempo que los estudiantes deducían las convenciones genéricas del i-meme y del comentario digital, sus definiciones y sus distintas formas, registraron multipliciadad de recursos retóricos puestos en juego y variedad de operaciones de retoma discursiva (intetextualidad, alusión, parodia). Accedieron a las discusiones teóricas que permitieron problematizar que si bien el i-meme y el comentario digital son géneros cuya retórica horizontal contrasta con el principio monológico y jerárquico de los discursos político y mediático instituidos, la comprensión de los i-memes es bastante excluyente para aquellos que no tienen cierto bagaje cultural en común, pese a su retórica carnavalizada, tan propia de la cultura popular. En este sentido, fue notable que en el marco de contratos de lectura de alto nivel de complicidad, se hiciera uso de estrategias que creaban una brecha no sólo cultural sino también ideológica entre los que podríamos denominar con Siri, insiders y outsiders (2016: 36).

En concordancia con la bibliografía consultada, los equipos coincidieron también en que, con el debilitamiento de la argumentación y del orden simbólico, en función de operatorias de dominante icónica e indicial (Verón, 1998), los alcances de los i-memes son más lúdicos que propulsores de acciones o reflexiones. Esto podría haber llevado a pensar que se trata de fenómenos mediáticos triviales, sin embargo, al combinar usos de pertenencia cultural y crítica política y social (Siri, 2016), pueden reconocerse como potentes replicadores ideológicos operando en redes sociales, al contrario de los discursos de los medios históricos, caracterizados por el borramiento enunciativo. El problema que se planteaba era saber a qué corresponden desde el punto de vista de la construcción de la verdad y la creencia: si los comentarios son un tipo de juicio que anuda la discusión “a una opinión sin compromiso del sujeto y por lo tanto, sin verdad” (Charaudeau, 2005: 33) o si prevalece en ellos un principio de construcción participativa del sentido (Jenkins 2008). Es en este dilema que se dirime si estos nuevos géneros dan cuenta del agotamiento de la retórica institucionalista de la política y la comunicación social (Koren, 2013), sedimentada por años de tradición, inaugurando una nueva tradición democrática impulsada por foros de conversación virtual y virtuosa o meramente viral y trivial.

La puesta en común de todas las conceptualizaciones obtenidas permitió tener una visión amplia del objeto estudiado, cubriendo sus diferentes aristas. En efecto, durante el cierre de la actividad se pudieron compartir encuadres y abordajes y se contrastaron diversidad de estrategias y modalidades enunciativas puestas al servicio de un contrato de lectura condicionado por la lógica del mercado, que impone a estos productos la competencia por su distinción en función de construir, atraer y preservar sus lectorados. Así, la indagación sobre los géneros contribuyó a demarcarlo, no para prescribirlo sino para encontrar su especificidad y las variaciones que admite.

Unas palabras, antes de finalizar, con respecto a las exposiciones orales formales. Los estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA tuvieron la oportunidad de atravesar con esta actividad, algunos de los eslabones que integran las cadenas genéricas que remiten a la tesina. Y al hacerlo ejercieron, en su gran mayoría, un dominio notable de las disposiciones escritas y orales requeridas en situaciones formales. La regulación de los turnos entre los disertantes mostraba que se habían distribuido previamente los temas y que se habían preparado. Las alocuciones se destacaron por organizadas, convincentes y fluidas (sin duda la elaboración de planes de trabajo contribuyó a ordenar las tareas). El conjunto de elementos que acompañaban la voz de los oradores (el tono, las pausas, la velocidad, el ritmo y todo lo que hace al nivel paralingüístico), así como también de los aspectos kinésicos y proxémicos (la forma de manejarse en el espacio, de la distancia y el contacto frente al auditorio) exhibía un ethos de comunicador social plenamente consciente de ese rol. Propendieron a la construcción de un auditorio no identificado con una instancia abstracta o superior (la cátedra, el evaluador, la profesora) sino encarnado por sus propios pares, estudiantes universitarios y construidos como sujetos versados en semiótica y en comunicación. Por lo dicho, la variación medial entre discurso oral y escrito muestra que si bien informes y monografías son instrumentos extraordinariamente válidos, son siempre producto de un trabajo más solitario, mientras que las exposiciones orales frente a pares estimulan capacidades para fomentar el debate y crean dinámicas participativas muy enriquecedoras para el aprendizaje.

Por último, este trabajo no pretende generalizar las conclusiones a todo el universo de casos. Es solamente una muestra, con todas sus limitaciones, de algunas de las disposiciones que ponen en juego los estudiantes, a partir de una secuencia didáctica de actividades destinadas a la alfabetización semiótica integral.

 

Bibliografía específica para los trabajos prácticos[12]

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[1] Semiótica de los medios II (Cátedra, del Coto-Rocha Alonso, Ciencias de la Comunicación. Facultad de Ciencias Sociales, UBA).

[2] Proyectos Ubacyt sobre retomas discursivas. Dir. María Rosa del Coto, Facultad de Ciencias Sociales. UBA.

[3] Danung y Holloway-Attaway, (2008) entienden a los i-memes como “pensamientos replicados o ideas virales” (citado por García Huerta, 2014: 5).

[4] “Tomaré de la semiótica de Charles Sanders Peirce la distinción entre los tres órdenes de funcionamiento del sentido (y no tres tipos de signos, a pesar de la apariencia taxonómica de la teoría peirciana): el orden del símbolo, que predomina en la actividad lingüística, en el funcionamiento de los sistemas lingüísticos propiamente dichos; el orden de lo icónico, que es el que preside el funcionamiento de la imagen, de la representación figurativa “por semejanza”, que se llama frecuentemente el orden de la analogía; y el orden de los fenómenos indiciales, del índice (cfr. Peirce, 1978, Écrit sur le signe, Paris, Seuil)” (Verón, 1984/2001: 17).

[5] Según Charaudeau (2005), lo político no se encuentra en los contenidos de los enunciados (todo enunciado puede leerse políticamente a la vez que un enunciado supuestamente político puede neutralizar dicho sentido). Por lo tanto es la situación la que lo politiza. Desde esta perspectiva -a diferencia de Verón (2004 [1988]), según quien el discurso político está indisolublemente ligado a las instituciones que lo encarnan (Estado, sindicatos, partidos, etc.)- para Charaudeau, la enunciación política no depende de las organizaciones políticas sino que es la propia interacción discursiva la que configura las identidades y el pensamiento político.

[6] Las pautas, estructura y aspectos formales de presentación se encuentran en Bitonte y Steinberg (2019).

[7] El programa “Precios Cuidados” (2009) estipulaba un acuerdo conempresas y supermercados para el congelamiento de precios de productos de la canasta familiar.

[8] Según Siri, los i-memes se emparentan con los macro-géneros sátira y parodia y a su vez se pueden clasificar -retomando a Shifman (2014)- según sus características formales en photoshops reactivos (fotos emblemáticas reeditadas que resignifican contenidos visuales o audiovisuales provenientes de los medios masivos y la cultura popular) y personajes o íconos arquetípicos reutilizables o advice animals (animales consejeros) (basados en imágenes que, como en las fábulas, representan estereotipos asociados con conductas determinadas, acompañadas de subtítulos de sintaxis convencionalizada que replican el atributo del personaje.

[9] Se refieren a casos tomados de la página de Facebook de Fsoc UBA- facultad de Ciencias Sociales, donde observan un desempeño más crítico de la masa de usuarios.

[10] Cristalización acuñada en Argentina en 1955, para referirse desdeñosamente a sectores antiperonistas u oligarcas, sentido que se extendió luego a golpista, partidario de la derecha.

[11] Se entiende por operaciones semio-cognitivas a aquellas que organizan los discursos producidos por un sujeto. La realización de tales operaciones supone la puesta en práctica tanto de procesos verbales y no verbales –considerando la heterogeneidad de las materias significantes- como de procesos de orden cognitivo, ya que requieren de la puesta en marcha de actividades mentales, a partir de las que se elaboran y se establecen las relaciones inferenciales entre los diferentes elementos discursivos y “extra” discursivos.

 

[12] En cada curso fueron seleccionados entre 5 y 7 textos de este corpus bibliográfico.