Retomas Discursivas en Tiempos de Convergencia Producción, Circulación y Consumo

La crítica del discurso de los “viejos” medios en Internet *: ¿Un nuevo tipo de argumentación política? Roselyne Koren

 

Traductora: María Elena Bitonte

mariabitonte@hotmail.com 

 

Introducción

La noción de discurso político refiere inicialmente a las palabras pronunciadas en público por los responsables políticos en el marco de su función. Se trata entonces de persuadir al auditorio con el fin de conservar o de conquistar el poder. Ahora bien, el objeto que nos proponemos analizar aquí –la crítica del discurso y de la retórica de los medios escritos tradicionales en la Red- no corresponde a esta definición. Se trata, en principio, de un conflicto de legitimidad en el campo de los medios y no de deliberación política.

No es, sin embargo, este conflicto de legitimidad el objeto de este artículo. Quisiéramos contribuir aquí a extender la noción de argumentación política integrándola a la crítica de la retórica de los medios en la Red, al servicio de la democracia representativa[3].Se tratará entonces de demostrar que analizar, juzgar y transformar las prácticas discursivas y argumentativas de estos medios es una de las formas actuales de lo político practicadas en la Red[4]. No es, por cierto, la primera vez en la historia de la argumentación política que la la imputación de coercitivos que se les hace a los discursos institucionales conlleva un cuestionamiento de su retórica; no es tampoco la primera vez que la condescendencia de una parte de los medios con respecto a los hombres de poder es objeto de virulentas críticas por parte de otros medios o de sociólogos de los medios. No se pretenderá entonces que la originalidad del corpus de este estudio o la contribución específica de este artículo se sitúe justo en el dossier. Se tratará antes bien, de dar cuenta del cambio de estatuto del metadiscurso crítico: este, en lugar de constituir una sub-categoría de la rúbrica “medios”, se ha convertido en una de las motivaciones fundamentales de la polémica en torno a la dimensión política de la información[5]. Está igualmente presente como la razón de ser de la creación de sitios como La Gazette electrónica Arrêt sur images[6] y Acrimed[7].

Estos dos sitios se oponen, por cierto, en un punto fundamental: el primero atribuye una importancia primordial a la deliberación política, no es un sitio militante y se rehusa a pasar de la crítica a la acción[8]. Acrimed, en cambio, es una asociación política militante que declara explícitamente querer pasar de la crítica a la acción y reprocha a los periodistas de La Gazette su rechazo a intervenir activamente en el combate político por el pluralismo y la independencia financiera[9]. Lo que les reprocha, sin embargo, es la gran importancia que le asignan a un método de oposición común: el análisis crítico de las prácticas discursivas y argumentativas de los medios que le hace, a sus ojos, el juego al Estado. Su meta común es entonces la trama del lenguaje de todo discurso en el que informar equivale a intentar someter al lector en lugar de emanciparlo[10]. Estos dos medios confirman entonces, la pertinencia de la definición ampliada del discurso político propuesta por Pierre Carlier (2003 : 12-13) : “Toda declaración que implique un juicio sobre la organización de la comunidad es política” y por “juicio sobre la organización de la comunidad” se entenderá aquí, la evaluación por parte de estos medios y el cuestionamiento del lenguaje estereotipado y de la retórica que intentan quitarles a los auditorios su libertad de opinión y enmascaran, bajo la apariencia de información, procedimientos discursivos de dominación ideológica.

Antes de entrar en el núcleo del asunto corresponde hacer una última puntualización: presentar y justificar la concepción de la argumentación que subyace en este artículo. Se trata de tres axiomas de la Nueva Retórica de Perelman, seleccionados porque esclarecen retrospectivamente tres aspectos fundamentales de los argumentos del corpus: 1) El anclaje de la argumentación en el discurso de un sujeto autónomo y responsable que asume explícitamente sus tomas de posición. Creemos que esta concepción del sujeto está estrechamente ligada a la libertad de decir crudamente, reivindicada y practicada en los textos del corpus; 2) la decisión de considerar a su interlocutor como un alter ego e incluso como el juez último legitimador de sus dichos y no como el alocutario a seducir, a convertir o a excluir. Este axioma permite comprender lo que está en juego en la crítica que tiene por objeto la pasividad del auditorio de los medios representativos pero también la decisión de asignarle un lugar central a la cooperación con los internautas; 3) la desculpabilización del acto de enunciar juicios de valor y, en consecuencia, la elaboración de un régimen de racionalidad axiológica. El juicio de hecho y la verdad referencial resultan ciertamente centrales en un debate que tiene por objetivo la naturaleza política de la información, pero estos no constituyen un objetivo único y primordial. Evaluar lo justo y el bien resultan tan importantes como decir la verdad. Lo que era sagrado en los viejos medios, a saber, la veridicción y el relato objetivo y especular de lo real, es reemplazado por la argumentación de opiniones verosímiles y de posturas críticas desinhibidas que asumen su subjetividad, sus evaluaciones y por lo tanto, el acto de juzgar.

Se seguirá entonces aquí, el siguiente esquema: análisis crítico de las descripciones de la retórica de los medios tradicionales y, a través de ella, de las instituciones a cuyos intereses sirven, luego, pasaje a la definición de una retórica política emancipatoria nuevamente posible en Internet. Se aplicarán finalmente, los resultados de esta exploración focalizada del discurso político en la era digital al análisis de algunos ejemplos tipo.

Los ejemplos están extraídos de un corpus que comprende los cuatro componentes que se detallan a continuación: 1) la versión impresa de un centenar de “emisiones” o crónicas de la Gazette Arrêt sur images, 2) dos libritos publicados por La Gazette: un panfleto satírico, Crise au Sarkozistan (2010) y L’interview impossible Les questions jamais posées Les réponses inavouables (2011)[11], 3) una decena de textos publicados por Acrimed[12], 4) Los tres primeros números de una revista impresa, Médiacritique(s), creada por Acrimed en octubre de 2011. Este corpus debe su coherencia no sólo a la crítica de los discursos coercitivos y estereotipados sino también, a una aspiración común a repolitizar la sociedad civil a través del uso del lenguaje.

  1. Pormenores y alcances de la crítica del lenguaje estereotipado de las instituciones

Uno de los rasgos específicos de la crítica política que se practica en nuestro corpus es la desconfianza respecto del poder de dominación de la retórica de los discursos institucionales. Estos se caracterizan por la activación de prácticas discursivas semejantes a las evocadas por Krieg-Planque et Oger (2010: 92-95): reducción de la “disonancia”, encubrimiento de los “rasgos de conflictividad”, “llamado al asentimiento” y a la “adhesión”, o sea, toda una deslegitimación de lo que constituye uno de los rasgos fundamentales de la argumentación y del género deliberativo: la legitimidad del desacuerdo y de la refutación. El eufemismo es uno de los blancos privilegiados de este tipo de invalidación. Sirve, con frecuencia, de ejemplo tipo porque eufemizar es, según estos medios, enmascarar, opacar y, en consecuencia, bloquear el acceso a un saber crucial. Leemos así, en Crise au Sarkozistan, publicación de la Gazette @si, que el grito dado por una comisaria europea, Viviane Reding en relación con la expulsión de “Roms” por parte de Francia: “¡Es una vergüenza! Es demasiado”, fue calificado por David Pujadas de “tono inhabitual por parte de la comisión” (5). El poder y los viejos medios practicarían ambos esta lengua estereotipada incapaz de “llamar gato a un gato” o “las cosas por su nombre” (7), en tanto que la Web permite “decir lo que sea”. “El Hombre fuerte del régimen” reemplaza allí la calificación eufemística “las más altas autoridades del Estado”, e “injuria”, rectifica a “firme desmentida del director general de la policía” (7). En cuanto a la “lengua estereotipada del poder”, el autor traduce “gran debate sobre la identidad nacional” por “campañas de odio […] institucionalizadas”; y el redactor de Crise au Sarkozistan cierra subrayando la distancia entre los “slogans estereotipados del discurso oficial” relatados tal cual por la mayoría de los “viejos” medios y la realidad, es decir, “la vacuidad de un lenguaje estereotipado omnipresente, ensordecedor, que se esfuerza por cubrir la polvareda” (72).

La retórica oscura de los discursos institucionales también es el blanco de’Acrimed. El sitio publica el 28 de abril de 2010 la segunda versión actualizada de un “Léxico para tiempos de huelgas y manifestaciones”, publicado originalmente en 2003[13]. Ésta comprende cuatro secciones precedidas por un axioma común: “El lenguaje automatizado del periodismo oficial es un lenguaje estereotipado oficial”. El sustantivo “Reforma” es el primer lexema definido en la categoría “I. Consenso bajo vigilancia”. El proceso pseudo-lexicográfico es el siguiente:

Cuando una reforma propuesta es impuesta, esta se llama “LA reforma”. No ya decir: “los trabajadores combaten las políticas liberales que favorecen cada día más la renta del capital y disuelven el Estado social”. Sino escribir: “Otra cosa de la que no se puede estar seguro –y que nutre la cantinela de un país imposible de reformar–, es la naturaleza difícil de los relatos sociales en Francia. La conflictividad supera los consensos. Vieja herencia de la cultura obrera reivindicataria del siglo XIX alineada a las organizaciones sindicales, crispadas en la defensa de los derechos adquiridos […].” (Le Monde Economie, martes 7 de junio de 2005, pg. I).

“Consenso bajo vigilancia” pone en cuestión el control radical ejercido por un pensamiento único que anula cualquier desvío que se oponga. El empleo esencialista del artículo definido (LA reforma) es considerado como un golpe que neutraliza a priori la opción de la discusión y por lo tanto, la eventualidad revitalizadora del disenso. El enunciado que permite nombrar “de cualquier manera”, o sea, referir a los actores sociales decidiendo su destino y designar explícitamente las causas de la injusticia es traducido en el lenguaje estereotipado institucional del diario Le Monde donde las nociones abstractas inanimadas como la “conflictividad” sustituye a los sujetos sociales[14] que protestan. Ese tipo de desrealización (déréalisation) bloquea los procesos de oposición a priori: una noción abstracta, aun personificada, no puede ser interpelada. Esta retórica impersonal y pseudo-científica daría lugar en Le Monde a juicios de valor peyorativos ostentando la apariencia de juicio de hecho socio-histórico, como lo indican aquellos enunciados tras los cuales se oye la aserción axiológica implícita “está mal”: “un país imposible de reformar”, “cultura obrera reivindicadora”, “organizaciones sindicales crispadas”, “La conflictividad supera los consensos”. Hay, entonces, según Acrimed, enmascaramiento del punto de vista y un discurso cifrado para iniciados. Entrar en política consiste, en este caso, en efectuar un trabajo de análisis discursivo crítico y polémico que haga visible un rasgo fundamental del lenguaje estereotipado: el opacamiento de lo denotado. Acrimed tiene, entonces, como fin practicar una crítica de los medios “radical (porque toma las cosas de raíz) y explicativa; una crítica intransigente (porque no se deja intimidar) y política” por sus fundamentos y objetivos. Se trata de de explorar formas discursivas de dominación con el fin de alcanzar –contrariamente a la Gazette que se pretende, sin embargo también radical, explicativa e intransigente– “propuestas alternativas”[15].

  1. Defensa e ilustración de la disolución y del “descentramiento” por el lenguaje

La crítica no se limita, sin embargo, a la denuncia del lenguaje institucional estereotipado. Hay argumentación a favor de la creación de una retórica de “desplazamiento del centro de gravedad de la democracia, del espacio mediático-institucional hacia la sociedad conversando”[16]. En el origen de esta empresa está la decisión de buscar refugio[17] en “una comarca independiente” (ibid.) donde los “cyberciudadanos” estarían fuera de alcance, en un espacio democrático participativo que favorece la comunicación horizontal entre alter egos. Encontramos así, bajo la pluma de los periodistas, pero asimismo, de los científicos que analizan la retórica institucional y la de sus opositores en la Red, metáforas espaciales recurrentes que oponen verticalidad y horizontalidad. “Sistema piramidal”, “hablar descollante”, “periodista de altura”, “discurso jerárquico vertical” refieren allí a los medios tradicionales, considerados incompatibles con la configuración en red que “impide a las redacciones organizarse según la jerarquía clásica piramidal”.

La horizontalidad es el nuevo principio de agenciamiento de la democracia participativa, como lo subrayan Fogel y Patino (2007: 97)[18]. Existen también, por otra parte, metáforas ligadas a la noción de centro en tanto que hablar en el “centro” o “recentrarse”, es situarse en el campo de la democracia representativa ; por el contrario, practicar el “descentramiento”, o, en los términos de Arrêt sur images, dejar de temer el disenso, “nombrar las cosas sin precauciones verbales”[19], es tomar partido por una retórica de la “periferia” y desacoplar la fuerza que “parece tener puesta definitivamente en el centro”, como lo enfatiza Soulages (2010: 131). El lector internauta “desembarcando por una falla espacio-temporal en el texto” del actual redactor en jefe del Monde, afirma Daniel Schneidermann en la Gazette del 04.11.2010[20], tendrá la impresión “de encontrarse en una sala de museo, fuera del horario de apertura” o sea, en este “periodismo de altura y de entre-sí” que es un periodismo de iniciados, “un periodismo de club inglés de carpinteros, que la Web ha dejado trágicamente caduco”. Una vez instalado en los espacios discursivos participativos de la Red, el periodista digital, como cualquier otro internauta puede aprovechar su libertad con el fin de revitalizar la “tradición frondosa” del pueblo francés, progresivamente sofocado por los antiguos medios y los hombres de poder, afirma el autor anónimo[21] de Crise au Sarkozistan. Él puede especialmente invertir, transgredir o desplazar los viejos códigos y alterar las líneas de demarcación tan propicias a la neutralización de los intentos de protesta.

Descristalizar y descentrar los discursos es también modificar la relación de los medios con el auditorio. Los lectores de la Gazette son también constantemente invitados a comentar, discutir, contradecir y/o refutar los dichos de los periodistas e incluso a proponer artículos a la redacción. Ellos juegan un rol activo en el mantenimiento o la supresión de las emisiones. Los periodistas y sus públicos son entonces, sujetos de iguales derechos cuya identidad está circunscripta por las normas que los designan : “individuo conectado” (Flichy 2004), individuo “incierto” (Rieffel 2005), “vigilante”, “disparador de alerta”, “rectificador”, “rebelde”, “resistente”, “disidente”, “juez” (Rosanvallon 2006), “incontrolable” resueltamente instalado al otro lado de la “línea amarilla” que lo separa del público de los medios “estampillados”[22] de la democracia representativa, es decir, un individuo que practica en la Red una función de crítica política.

Este “individuo conectado” está allí confrontado a otros internautas con los que comparte interacciones verbales, devolviéndole al discurso su fluidez perdida[23]. Resistir a los discursos institucionales, permitir “pensar alternativamente” implica que se re-dinamiza la palabra despolitizada reinsertándole, por ejemplo, en un dossier consagrado a la crisis económica, debates en torno a nociones tabú como “proteccionismo”, que se habría convertido un término impronunciable en los espacios públicos institucionales de la democracia representativa[24]. Alterar las líneas, reanimar el lenguaje estereotipado y revitalizar la palabra política es también como se verá en el desarrollo que sigue, conversacionalizar la retórica interactiva y crear nuevos géneros discursivos. “Ligne j@une” es un ejemplo típico de ello en tanto que la emisión tiene como objetivo explorar “las zonas grises y las fronteras sinuosas entre nuevos y viejos medios”, esto es, las “fronteras” entre “voluntad de callar”, connivencia deliberada con el poder y “legítima prudencia” (@si (31.03.2009) o responsabilidad en fin, “asumible” y asumida.

  1. Sobre algunas técnicas de descentramiento de los discursos institucionales: la retórica política en Internet

Pasemos ahora al análisis de prácticas discursivas que juegan un rol fundamental en la creación de una nueva retórica de lo político en la Red. Nos limitaremos a dos ejemplos típicos[25]: la “conversationnalisation” de la palabra crítica y la creaciòn de géneros editoriales.

3.1. La escenografía de la conversación

Esta estrategia es calificada por Fairclough (1994: 254, 261) como “conversacionalisación” es decir, como “modelaje del discurso público sobre las prácticas discursivas de la vida ordinaria”[26]. Es un “rasgo distintivo invasivo de lo polìtico”. Este escrito oralizado esencialmente practicado en nuestro corpus por los autores de La Gazette, es doblemente emblemático. Es un arma verbal de descristalización para todo actor social que desee combatir la retórica institucional vertical y su discurso de “gran misa”, consensual y perentorio. Es también representativo de la voluntad de modificar el informe del mediador al auditorio[27]. La integración de un francés hablado interactivamente en la trama de la retórica informativa pretendería poner fin a las actas monologales y a los dictados de un pensamiento único difundido por portadores de palabra distantes y anónimos que le hacen el juego a las instituciones. La conversacionalización es en La Gazette una garantía de proximidad y de interacciones inherentes a una concepción participativa de la democracia.

Esta retórica presenta, finalmente, una última ventaja mayor: conversar no implica la obligación de tomar clara y definitivamente posición ni concluir; ninguna de las voces está obligada a cumplir un rol de perspectiva integradora. Presentamos a continuación, las formas que reviste este escrito oralizado en un extracto del texto de presentación de la nueva “emisión” “Ligne jaune” que tiene el objetivo de descristalizar y descentrar los discursos institucionales y de transgredir sus prohibiciones:

Y no, no era un pájaro de abril, como creyeron algunos maliciosos en el foro […] Nuestra primera emisión “ligne jaune” está… en línea. Ligne j@une, kesaco? Simple como un buendía. Una emisión al ras del macadam.[…] Es una emisión de riesgo. Probablemente derrape más allá de esta famosa línea imaginaria. […]. Ustedes protestarán […]. Pero no es grave. Estarán ahí para reestablecer las aproximaciones inevitables, levantarse contra las enormidades y (estoy seguro) no caer en la trampa de las provocaciones.

Los rasgos discursivos de la conversacionalización son aquí los siguientes: toma de la palabra en primera persona, “yo” explícito, se dirige directamente a los @sinautes designados como “ustedes”, nivel de lenguaje familiar, lúdico e informal: designación de algunos @sinautas como “algunos maliciosos”, escenografía de la adivinanza para niños: “¿esto no es un pájaro de abril”, “kesaco? Simple como un buendía”. Los miembros del equipo reconocen abiertamente que no son omniscientes ni todopoderosos y que habrá riesgo de “derrapar” o escollos de toda índole ya que se osa atacar tabúes. Es ahí que el auditorio, cuyas reacciones en los foros pudo observar la redacción, entra en escena, un auditorio que la redacción conoce suficientemente como para prever de antemano sus reacciones: mirada crítica vigilante con respecto del medio, protesta o responsabilidad asumida: “Ustedes estarán ahí para reestablecer las aproximaciones inevitables, levantarse contra las enormidades y (estoy seguro) no caer en la trampa de las provocaciones”.

Cabe preguntarse, sin embargo, si los artilugios de la escenografía de la conversación son totalmente diferentes de los de la retórica impersonal de los viejos medios. ¿No se podría considerar que desafiando las diferencias formales abisales –retórica pseudo-objetiva que pontifica, de un lado, interacciones verbales con apariencias conversacionales familiares, del otro– comparten, no obstante, los mismos reparos en cuanto a la cuestión del compromiso y del pasaje a la acción? Lo que podría reprochárseles es un mismo argumento implícito que diría grosso modo: ‘no tienen nada que temer, nosotros no tenemos la intención de intervenir en su pasaje a la acción política ni de decirles por ejemplo, por quién votar, no queremos sobrepasar los límites de lo político’[28]. Permaneceremos en el campo de la información, de la deliberación, de la crítica y de la vigilancia. La comunicación “vertical” querría asegurarle al lector, la comunicación “horizontal” de igual a igual ostentando la apariencia de neutralidad, lo asegura contentándose con conversar con él y/o delante de él y conciliando palabras “replicantes” conflictuales y palabras “tiernas”[29] informales sin desembocar en la mera conminación o en la incitación al activismo, ni a afiliarse o asociarse.

3.2. La creación de nuevos géneros discursivos

Pasemos ahora al segundo y último ejemplo típico que permite definir y analizar la retórica de reconfiguración de la palabra política en Internet. Se trata de la creación de nuevos tipos de textos[30]. La Gazette propone “emisiones” como “le neuf-quinze”, “ligne jaune”, “d@ns le texte”, “Chez les éconautes” donde se puede observar el despliegue de prácticas discursivas heterogéneas unificadas por rituales y por la designación explícita de desafíos del nuevo género discursivo[31]. Las constricciones que se les imponen a los creadores de dichas emisiones son designadas y justificadas explícitamente. Estas enlazan libertad y responsabilidad enunciativas reencontradas en una nueva concepción de la palabra política. Hay ruptura conciente y deliberada con la doxa que regula las constricciones discursivas y retóricas de los géneros editoriales tradicionales. Se aplicará entonces, a los textos del corpus, la noción de “institución discursiva” definida por Maingueneau (2010: 86-87). El analista del discurso yuxtapone ahí las dos acepciones siguientes: 1) “acción de establecer procesos de construcción legítima” y 2) “(sentido usual) organización de prácticas y de aparatos”; los géneros discursivos así establecidos son “pensados a través de las metáforas del ritual, del contrato, de la puesta en escena”. Esta definición permite revisar y enmendar la noción de discurso institucional y ensanchar el sentido de manera que pueda referir a las tomas de palabra políticas a la vez representativas y participativas. “Acción de establecer” refiere en nuestro contexto, a las iniciativas tomadas por los redactores de los dos sitios en materia de géneros discursivos innovadores. Estos actos creadores son consumados por “individuos-ciudadanos” que se preocupan por el bien común, pero se oponen a la “ciudadanía definida como trascendencia y abstracción”[32]. “Construcción legítima” corresponde a la creación y a la configuración propiamente dichas de géneros textuales legitimados por el lugar desde donde hablan estos medios, es decir, los espacios discursivos de la sociedad civil y de la democracia participativa donde cada uno es llevado a asumir una concepción a la vez individual y colectiva de la responsabilidad. Los ejemplos y fragmentos que se comentarán abajo ilustrarán lo que Maingeneau califica como “metáforas del ritual, del contrato, de la puesta en escena”[33].

La primera ilustración concierne a la emisión “D@ns le texte” que descentra, reconfigura y politiza el género del informe de lectura literario. La creación de la emisión es anunciada el 8 de marzo de 2009 en la crónica “Chez nous” donde los redactores de La Gazette describen y justifican el making of del sitio. Se vuelve a encontrar allí la escenografía de la conversación con un auditorio al que se demanda reacción y por lo tanto, legitimación o crítica. El análisis de la retórica de los discursos políticos está allí presente como la motivación por excelencia de la emisión. “D@ns le texte” tendrá por objetivo “entrar al texto con glotonería y […] exigencia” y explorar lo político bajo el prisma de las obras literarias[34] o “artículos, discursos y ¿por qué no, videos?” o inclusive “grandes textos clásicos”; la potencia verbal de estos últimos podrá constituir un ángulo de ataque pertinente y esclarecedor para todo @sinaute en busca de una interpretación filosófica profunda de lo político. Se trata allí de “revelar de manera espectacular hasta qué punto la textualidad es polisémica, ambivalente, elusiva del debate”, ““provocación” en el buen sentido de la palabra para pensar más lejos, para hacer VIVIR al texto en la pluralidad de sus significaciones”[35]. Brevemente, “D@ns le texte” será “por donde se mire, un texto elaborado y misterioso” “con entrañas profundas”, “entra en coalición con el mundo de hoy en día” y responde a preguntas sordas y latentes[36]. El interés que manifiesta la emisión por el “rol de los textos en impulsar insurrecciones”[37] conduce también a la redacción de La Gazette a invitar a Eric Hazan, director de las Éditions La Fabrique y editor de una pequeña obra anónima titulada L’insurrection qui vient, y a discutir con él un ensayo político redactado por Nathalie Quintane y titulado Tomates. Esta obra, calificada de “OVNI” por la redacción, retuvo su atención pues ella reencuentra allí, como se verá luego, uno de sus axiomas y procedimientos fundamentales. Hazan, lector de Quintane, declara, en efecto, en el curso de la emisión: “este libro no es político porque habla de política sino por la manera en que la construye”. La obra está hecha a sus ojos, a contrapelo de la retórica dominante de las “narraciones industriales” o de los “poemas, cuentos, artículos de prensa”, sería contestataria y “subversiva” por el solo hecho de renunciar radicalmente a las restricciones institucionalizadas del género del relato literario o mediático. La redacción de los medios digitales pretende en este ensayo producir una retórica política que posea fuerza para evocar grandes textos clásicos (Quintane cita y comenta abundantemente, entre otros, extractos de Blanqui) y transformando la dislocación deliberada de la puesta en intriga en acto de protesta política. El análisis de este fragmento extraído del capítulo 1, nos servirá de ejemplo-tipo:

Inclinado sobre mis plantas de tomates, desmalezando delicadamente todo alrededor y seleccionando las hojas de abajo para conservar solo la copa, me encontré trabajando en esto como en Tarnac, el cultivo de los tomates en una zona muy limitada de mi jardín. […] De tal suerte vi (visión) a los escritores, […] quizá arando afanosos […, para los más consecuentes, retomar al fin Blanqui […] acoplando esta lectura con los arrestos operados en la comarca de Tarnac […]. Yo compré especialmente en 2008-2009 un número considerable de libros políticos históricos intentando compensar mi minoría numérica en el abordaje de estos libros […] minoría porque yo vivo en el campo, y el campo es una cosa bizarra, como bien sugiere Benjamin de Tarnac describiendo los canas de la policía científica […] diciendo que el campo no está mal y decidiendo probablemente a su regreso, plantar tomates. Yo había previsto comprar semillas de tomates en Kokopelli. Ellos viven en Gard – ya por esto pueden estar en la lista de departamentos de oposición, Corrèze o los Alpes de la Alta Provenza-, que venden y cultivan plantas olvidadas, semillas, que difunden la receta prohibida de la purina de ortigas, que recibí de mi padre […]. Paralelamente, el problema de elegir entre un grano no industrial y un plan surgido de un grano industrial es equivalente al dilema del militante que se pregunta si se queda en el partido socialista por fidelidad a un pasado grato o si lo deja y esto lo violenta (7-17).

El trabajo de distorsión de la trayectoria rectilínea del relato es efectuada aquí a través de las siguientes técnicas: el ensayo oscila entre la evocación de una narradora, el autor del volumen, que se entrega a una actividad prosaica anodina: el “cultivo de tomates” y un cuestionamiento político a la prohibición (“la receta prohibida de la purina de ortigas”), modo de gobierno coercitivo represivo así como también, sobre la resistencia de la sociedad civil (“los departamentos de oposición”). Blanqui, ampliamente citado y comentado en el volumen, cumple la función de modelo del “sindicalismo revolucionario” y de elocuencia rebelde. Tarnac es el nombre de la localidad donde tiene lugar el “accidente político” que el autor de Tomates considera emblemático (arresto de ciudadanos sospechados de haber saboteado la red SNCF) y que inspira una crítica de la violencia estatal que impregna todo el libro. La iniciativa de este cuestionamiento político no es asumida por la representante de una institución gubernamental sino por la de una “minoría numérica”[38], esto es, por una voz individual que emerge de la sociedad civil para ejercer una función crítica autónoma. La inserción en este capítulo de tres de diecisiete páginas de conversación familiar entre el autor y su padre (13-16) sobre temas prosaicos en las antípodas de las consideraciones políticas recuerda la escenografía de la proximidad introducida por La Gazette en la trama de la información política para descentrar y contraponerla a la solemnidad y la seriedad del tono de los discursos insitucionales. Promover en la Red una obra “periférica” como esta es, entonces contribuir a dar la palabra a una minoría marginalizada y descentrar el género descriptivo del informe hacia espacios discursivos políticos donde el acto de “decir no”[39] se cumple de entrada a partir de las formas no convencionalizadas de la articulación textual.

Otras emisiones hubieran merecido, seguramente ser comentadas pero nos limitaremos al momento de concluir, al comentario de un fragmento de una nueva crónica, “Entre los econautas” hecha para tratar de comprender el lenguaje codificado y los pormenores y consecuencias de la crisis económica en Francia y el mundo. La crónica es definida en estos términos: “viaje en Patago-economía, país muy próximo pero con dialectos muy misteriosos. Por Anne-Sophie Jacques, viajera neófita (o casi) en “economía pero experta en deshuesar argots”. He aquí un extracto[40]:

¿Qué dicen los “textos sagrados” del PS sobre el subsidio familiar? Noten que yo hubiera podido […] rendir el tributo fiscal más sexi que Canto [el ex-futbolista Eric Cantona promotor de un movimiento social]. Estoy segura de que esto es posible. Después de todo, ¿qué cosa es más caliente que una fusión (CSG/IRP)? ¿Más tórrido que una progresividad (del impuesto)? ¿Más apetitoso que una base imponible (assiette) (tributaria)? Nada de extraordinario, estamos de acuerdo. Prefiero los desafíos importantes (lourd) a los desafíos sin riesgos (velours), entonces me pego a la paleografía, “esa ciencia que estudia las escrituras antiguas, sus orígenes y sus modificaciones a través del tiempo y en particular su desciframiento” y desmenuzo para usted los textos sagrados del PS.

Consideraremos este pasaje como un ejemplo tipo de la retórica del político en la Red de La Gazette, por las siguientes razones : 1) disolución de las jergas de expertos, desacralizadas por la ironía verbal de las calificaciones antifrásticas como “sexy”, “caliente”, “tórrido” refiriéndose al campo árido de la economía, 2) rasgos discursivos de conversacionalización: recurso a los pronombres interactivos “yo” y “usted”, simulación de un intercambio de preguntas y respuestas, uso del francés familiar: “me pego a” (“je me colle à”), 3) tono lúdico en contrapunto con el tono solemne o pontificio de las “grande misas” institucionales y recurso a la metáfora del viaje “viaje en Patago-economía, país muy próximo pero con dialectos muy misteriosos. Por Anne-Sophie Jacques, viajera neófita (o casi) en “economía pero experta en deshuesar argots” para mostrar una investigación sobre un asunto económico ingrato. Varias técnicas convergen en la ocurrencia: creación de un neologismo, ficcionalización lúdica de la economía caracterizada en un paraje exótico, 4) reactivación de la dimensión fonética del discurso. Se puede observar en la rima “velours/lourd” que opone los falsos riesgos corridos por los viejos medios a la gravedad de los riesgos afrontados sin tergiversar en los nuevos medios. A estos juegos fonéticos de palabras se agrega una figura de repetición: la cadencia ternaria ¿“qué cosa es más caliente que una fusión (CSG/IRP)? ¿Más tórrido que una progresividad (del impuesto)? ¿Más apetitoso que una base imponible (tributaria)? (“qu’y a-t-il de plus chaud qu’une fusion (CSG/IRP)? De plus torride qu’une progressivité (de l’impôt)? De plus appétissant qu’une assiette (fiscale)”) que aumenta el impacto de la ironía por la antífrasis (los denotados calor, tórrido y apetitoso refieren a un aburrimiento mortal) y remata la operación de descristalización discursiva: no hay una dimensión del lenguaje que no haya sido reactivada. La mezcla intencional de niveles de lenguaje –técnica notoria de la sátira política y social– no tiene solamente como fin burlarse de un discurso exageradamente opaco sino el de sustituirlo por una prosa fluida y liviana con un léxico a la vez cultivado y familiar: “neófita”, “paleografía”, “progresividad (del impuesto)” conviven en perfecta armonía con “sexy” o “me pego”. La escritura es redinamizada y en consecuencia, repolitizada por la incorporación revitalizante de registros discursivos heterogéneos. A la potencia de estos diversos tipos de prosa se agregan la fuerza ilocucionaria, la plasticidad y la fluidez del lenguaje hablado y de la conversación, pero también el impacto de calificaciones metafóricas como “deshuesar los argots”, “desmenuzar los textos sagrados del PS” recordando que el análisis retórico del discurso público es, más que nunca, indisociable de lo político en Internet. Este nuevo género textual ejerce así, un deber de vigilancia crítica anclada en un lenguaje. Y una retórica del no-conformismo es una nueva forma de oposición política.

Algunas palabras como conclusión

La decisión de “nombrar de cualquier forma”, de decir crudamente lo que enmascaran los eufemismos, en suma, de tener un discurso crítico sin concesiones frente a toda práctica discursiva que tendiera a privar a los ciudadanos de su derecho a comprender, contestar y juzgar no es en sí mismo una nueva forma de lo político. Los periodistas revolucionarios ya habían introducido en su lucha contra los monárquicos la necesidad de emancipar a los suyos para desenmascarar la retórica alienante[41] de los “aristócratas”. Ellos habían creado y preconizado con ese fin el “decir la verdad”[42], su sintaxis deliberadamente paratáctica y su ritmo de contrastes duros para sustraer al pueblo de las manipulaciones de los maestros de ayer y de sus tentativas lingüísticas de adormecer su vigilancia y su desconfianza. Los responsables de La Gazette buscan asimismo, poner en práctica estrategias discursivas aptas para desestabilizar y neutralizar los discursos de dominación institucionales, mientras que los autores Acrimed se dedican a los ataques lingüísticos directos contra las “imposturas” retóricas de los agentes de la dominación por el lenguaje y de sus cómplices mediáticos. Hoy como ayer es optando por una retórica opuesta a la retórica criticada y rechazada la manera en que los internautas del corpus intentan elaborar un nuevo avatar retórico de la oposición política. Habría que admitir, sin embargo una verdad: un discurso participativo contestatario no puede surgir de la nada: está obligado a definirse respecto de los discursos representativos y por lo tanto, concitar la solidaridad de los opositores. Una división demasiado radical entre democracia participativa y representativa ¿no correría el riesgo de conducir la retórica de oposición “horizontal” a nuevas formas de repetición y de fingimiento discursivos?

Con todo, creo necesario a la hora de concluir, reforzar la visibilidad de los lugares discursivos que fueron considerados en el corpus de este estudio como una manera de proponer nuevas formas de argumentación política. Se trata, en principio, del retorno del sujeto que reivindica la libertad de expresión sin delegar el derecho a la palabra política a cualquier representante y de asumir él mismo abiertamente las responsabilidades. Los “individuos conectados”, o sea, el autor de la Red y/o su lector son sujetos de derecho iguales; el proponente y el oponente de estos intercambios son el uno para el otro, jueces que evalúan lo verdadero y lo justo; intentan juntos o separadamente desmontar las estrategias discursivas o argumentativas coercitivas y sustituirlas por un lenguaje emancipador. Esto los conduce así, a sustituir la “verticalidad” por la ”horizontalidad”, la distancia por la proximidad, es decir, las grandes ceremonias por las virtudes de la conversación pero también, a crear nuevos géneros discursivos cuyos opositores no están impuestos desde afuera por un sistema de valores preestablecidos sino por individuos. Estos últimos no aceptan sino lo que tiene sentido para ellos y consideran que no tienen necesidad de imposiciones “de altura” para cumplir los deberes civiles definidos por una ética de responsabilidad a la vez individual y colectiva.

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[1] Nota de la T: En el original “mise au Net” guarda una sugerente ambigüedad que puede traducirse también como « puesta en Red » y «puesta en limpio ».

[2] Roselyne Koren, « La critique du discours des « anciens » médias « mise au Net » : un nouveau type d’argumentation politique ? » / « Criticizing the “Traditional” Media on the Web: A New Type of Political Argumentation?”, Argumentation et Analyse du Discours [En ligne], 10 | 2013, mis en ligne le 10 avril 2013, Consulté le 18 février 2014. URL : http://aad.revues.org/1463.

[3] Cfr. Amossy y Koren (2010 : 14).

[4] Fórmula empleada por Marc Bonhomme y Michaël Rinn (2006) en «La politique mise au Net ».

[5] «Faire de la politique, c’est critiquer les médias » es el título de una emisión de noviembre de 2010 (Gazette@si 150, 05.11.10) donde uno de los colaboradores del medio, Didier Porte, declara: «hacer política hoy es hacer una crítica a los medios, miren a Mélenchon!». Y de hecho uno de los leitmotives de la campaña electoral de hombres políticos como François Bayrou en 2007, Arnaud Montebourg, Vincent Peillon y Jean-Luc Mélenchon es la necesidad de problematizar la connivencia médios/institutions y las modalidades antidemocráticas de la ingerencia de estos medios en la orientación de la vida política. Este tipo de injerencia está, además, presentada como la causa decisiva de la creación de Acrimed. Cfr. a este respecto, la nota 5.

[6] La creación de La Gazette por Daniel Schneidermann cuya carrera comenzó en la prensa escrita tradicional y en la televisión, corresponde a un deseo de ruptura con respecto a una concepción de la escritura que luego sería inconciliable con la « información participativa ». Schneidermann justifica este punto de vista en una tribuna emblemática, publicada en Libération «La fin des “médias finis”?». He aquí un extracto: « Información representativa contra información participativa, las dos promesas parecen tan inconciliables como dos religiones diferentes. Si yo adherí a la segundo, si me dejé convertir a la religión de la wiki-informatciòn […] no hay marcha atrás posible. No volveré jamás a « la actualidad terminada ». Esta “Actualidad” mayúscula que dejé tras de mí, me aparece en el retrovisor como una construcción subjetiva, una elección entre otras, nada más».

[7] La asociación Acrimed nació de un profundo sentimiento de malestar y de un deseo de debate público frente al tratamiento mediático del movimiento social de noviembre-diciembre de 1995 y de las huelgas nacionales que había ocasionado (cfr. « Nos objectifs » y « Où en est la critique des médias ?» http://www.acrimed.org/rubrique107.html.et www.acrimed.org/article3328.html).Sus miembros son « periodistas », « asalariados de los medios », investigadores y universitarios, actores del movimiento social » y « usuarios de los medios ». Esta asociación pretendería activar simultáneamente « saberes profesionales », « teóricos » y « militantes » « al servicio –afirma- de una « crítica independiente, radical e intransigente », cfr. « Quelle critique des médias ? », http://www.acrimed.org/article3421.html.

[8] Patrick Charaudeau (2005: 30-31) considera al « comentario » como el tercer «lugar de fabricación de discurso político» ; los dos primeros son el « sistema de pensamiento » ideológico y « el acto de comunicación ». Este género discursivo no compromete a los actantes que lo emprenden ni a sus auditorios a una acción concreta; se sitúa en el campo político donde se trata esencialmente de problematizar opiniones de una manera más o menos conflictiva en el campo de la sociedad civil.

[9] Ver « Acrimed sur le plateau d’< Arrêt sur images > », 5.5.2010, http://www.acrimed.org/article3369.html, texto de 12 páginas donde Henri Maler, miembro de la asociación, declara que esta no se complace en dirigirse a « consumidores de polémica sino que desea dirigirse a « actores colectivos” ».

[10] Los responsables de ambos sitios confrontaron muchas veces sus puntos de vista ; una de las confrontaciones tuvo lugar en mayo de 2010 en una emisión la Gazette y hay un informe detallado en Acrimed.

[11] Cfr., en los dos casos, arretsurimages.net. Estos dos libritos de 96 y 94 páginas son distribuidos por www.lepublieur.com , «prefacio» de Daniel Schneidermann en Crise au Sarkozistan, « transcripción » por el mismo autor en L’interview impossible.

[12] Estos textos tienen de cuatro a seis páginas en promedio, pero « Informer sur l’information – Petit manuel de l’observateur des médias », editado en febrero de 2004 y agotado después, acaba de ser redifundido en el sitio, el 13.02.2012, http://www.acrimed.org/article1446.html. Este es un texto de veintidós páginas.

[13] http://www.acrimed.org/article3367.html

[14] El numéro 1 de la revista Médiacritique(s) consagra una artículo (« Fétichisme médiatique : “Les marchés” pensent pour vous »)a esta retórica del «se habla » que personifica los mercados y los transforma en « sujetos individuales y vivos que piensan, se inquietan, esperan o razonan» (7-8). Se trata allí de una técnica notoria ; cfr Koren (1996 : 78-82).

[15] Cfr. « Quelle critique des médias ? », 06.09.2010, http://www.acrimed.org/article3421.html. Dichas « proposiciones alternativas » conciernen esencialmente a la transformación de la cuestión de los medios en problemática política y a un proyecto de reorganización del financiamiento de los medios y de la estructura institucional encargada de hacer respetar su autonomía y también, de ejercer un control ético.

[16] Entrevista a Dominique Cardon, sociólogo y autor de La démocratie Internet, Le Monde, http://www.lemonde.fr/technologies/article/2010/10/08/pourquoi-l-internet-n-a-t-il-pas-change-la-politique_1422756_651865.html.

[17] Dominique Cardon subraya en el citado artículo (cfr. nota 14) que «muchos se cobijan tranquilamente en espacios conversacionales en claro-oscuro».

[18] «Todos [los pioneros del periodismo en línea] ofrecen de manera invariable, la imagen de un mundo horizontal. La configuración de su medio impide a las redacciones organizarse según una jerarquía clásica piramidal».

[19] Emisión del 23.12.2010. Por la redación, « Frente al asunto Woerth, Montesquieu habría fingido ingenuidad», http://www.arretsurimages.net/contenu-imprimable.php?id=3626.

[20] « Le monde, une autocritique pour initiés », http://www.arretsurimages.net/vite.php?id=9544.

[21] Cfr. « De l’impertinence, ou le refuge Internet » (p.57). Este anonimato es sin duda, ficticio: Schneidermann es el autor de este libro y del siguiente: L’interview impossible. El recurso a un anonimato ficticio es una técnica lúdica, irónica. Las instancias de poder no han reparado en el discurso del internauta. Simular una prudencia superflua es una especie de burla socarrona.

[22] Cf. « Lignes jaunes », 31.03.2009, http://www.arretsurimages.net/contenu.php?id=1821.

[23] Los técnicos de Internet juegan, sin duda, un rol central en esta ideología de la plasticidad, de la fluidez y de la horizontalidad. El internauta es un « navegador rey » (Fogel y Patino 2007 : 31), un paseante liberado del yugo de instancias verticales, que beneficia la libre circulación de la información. Puede asimismo, aprovechar, se lee en Réseaux 150 : 75, «los encadenamientos argumentativos [condensados] en un enlace hipertextual » y « literalmente desplegar en un clic, proposiciones que no dejan duda sobre la robustez de los hechos sobre los que se apoyan».

[24] Gazette d’@rrêt sur images,no 173, « Mélenchon et Todd : et si on écoutait enfin les gugusses ? », 15.04.2011, http://www.arretsurimages.net/dossier.php?id=244, 3931, 3932.

[25] La retórica del retrato del hombre de poder y de la sátira política y social hubiera podido constituir un tercer ejemplo típico particularmente significativo. Renunciamos a ello para no sobrepasar los límites del artículo, pero además porque estos géneros discursivos no son específicos de lo político en la Red.

[26] El término « conversacionalización » no remite a la ocurrencia en el sistema global de interacción verbal practicado en la Red sino a una escenograf{ia de la proximidad, específica de la retórica de La Gazette. Se podrá calificar, en términos de Rosanvallon (2006 : 72-73) de « forma política ». Los artilugios de esta retórica esporádica serán problematizados en el desarrollo que sigue.

[27] Cfr. Bonhomme y Stalder (2008 : 15). El corpus construido por los autores del artículo concierne por cierto, a sitios de partidarios políticos, pero parece claro que algunos entre ellos han interiorizado esta nueva retórica y acuerdan un lugar central a la totalidad del « espectro de posibilidades dialógicas» inventariadas en este análisis de las páginas de inicio.

[28] Acrimed insiste en el hecho de que no desea limitarse a una postura de oposición sino pasar de lo político a la política. La asociación se declara, además, abiertamente de izquierda pero no está afiliada a ningún partido y se rehusa, en vísperas de las elecciones presidenciales de 2012, a incitar a votar por un candidato particular. Su compromiso reside entonces, esencialmente en la tentativa de demostrar que la cuestión de la autonomía financiera y administrativa de los medios y de su deontología es un problema político nacional, lo que conduce a la asociación a la formulación de propuestas concretas a este respecto.

[29] Cfr. la presentación de la crónica por su productor, Daniel Schneidermann, el 31 de marzo de 2009, en la rúbrica « Chez nous » donde es presentado y justificado el making of del sitio, http://www.arretsurimages.net/contenu.php?id=1824. La Gazette no inventó esta escenografía cuyas breves apariciones se pueden observar en las columnas de humor de la prensa escrita tradicional. Ella está allí, a menudo, dirigida a fines políticos satíricos (cf. Koren 1996 : 54-158). La diferencia consiste entonces, en el estatuto de esta escenografía : simple téctnica lúdica en la columna de humor ; forma retórica del político en la Red.

[30] Cfr. las nociones de tipo de texto o de género discursivo. La entrada « género discursivo » redactada por Charaudeau (2002 : 277-280) y más particularmente, las últimas líneas de la conclusión donde el autor considera el anclaje social del discurso, su naturaleza comunicacional, las regularidades composicionales de los textos y sus características formales como los aspectos ligados los unos a los otros. Nosotros adoptaremos aquí el mismo sentido.

[31] Renunciamos aquí al análisis de un ejemplo típico de la prosa de Acrimed para no sobrepasar los límites del artículo. El lector leerá con provecho el siguiente texto, particularmente representativo del género discursivo creado por la asociación: « Fort avec le faible, faible avec le fort : l’anticonformisme de la revue Médias », publicado el 4 de agosto de 2009. http://www.acrimed.org/article3191.html. El método consiste en nombrar y definir el problema, en el caso de la « libertad de expresión », a criticar radicalmente la concepción del anticonformismo defendido por Médias y en analizar palabra por palabra, fragmentos de periódicos de la prensa escrita nacional que ilustran y confirman la tesis defendida por la asociación.

[32] Cfr. Soulages ( 2010 : 128) y la cita de Schnapper (2002), incorporada en su texto.

[33] Cfr., asimismo, en relación con la función de los rituales discursivos en la regulación de los géneros, Mots 94 : 95, 107, 110, 128-129.

[34] Se puede leer también, en la versión escrita de la emisión del 1° de enero de 2010, dirigido por la redacción y titulado «Ustedes también, sumérjanse en (d@ns) el texto con nosotros», que una de sus primeras emisiones estará dedicada a Le droit à la paresse, publicado por Paul Lafargue en 1880. Dos responsables socialistas participaron en él y argumentaron allí « sobre la pertinencia (o no) de una lectura contemporánea de ese panfleto. Se ttrabaja para vivir o se vive para trabajar? Más de un siglo después, Lafargue, concluye la redacción, los socialistas no han encontrado todavía una respuesta a esta pregunta».

[35] Crónica « d@ns le texte », Por la redacción, 11 de marzo de 2009, http://www.arretsurimages.net/contenu-imprimable.php?id=1756.

[36] « D@ns le texte, nécessairement », 13.01.2010, http://www.arretsurimages.net/contenu.php?id=2654.

[37] Hacía tiempo, había estado la cuestión de la amenaza de insurrecciones en mayo de 2009 y particularmente, en Libération y Le Nouvel Observateur. « Tomates e insurrección, D@ns le texte », 11 novembre 2010, http://www.arretsurimages.net/contenu.php?id=3500.

[38] La articulación de las páginas 11 y 12 se efectúa por la yuxtaposición de siete acepciones éticas y políticas de la noción de « minoría numérica».

[39] Cfr. Mots 45 : « Dire non en politique ».

[40] El texto fue publidado el 12 de enero de 2012 en « Quotient familial : que disent vraiment les textes sacrés du PS ? ». Esta crónica de cinco páginas sondea los textos públicos que ella deplora y demuestra la opacidad del lenguaje. Ella reproduce y critica los gráficos, evoca la historia de este proyecto desde la presidencia de Jospin y constata que el informe Fabius dedicado a la cuestión, es de hecho « sagrado », sobre todo secreto, lo que da el último toque a la opacidad de este proyecto de reforma.

[41] Cfr. Koren (1991: 326 ), L’Ami du peuple del 29 de diciembre de 1790 : «la moral de los reyes que convierte en deber la astucia, la mentira, la impostura […] develando sus imposturas […] yo cumplo el más santo de los deberes». Cfr., también, J. Schlanger (1979: 199), L’Enjeu et le débat, Paris, Poche, Denoël: «La palabra revolucionaria […] no busca sugerir por lítote, por eufemismo ni por antífrasis […] No se cultiva el menor esfuerzo, el desplazamiento, lo subrepticio […]. Es preciso que todo sea expresado completamente […]. La elocuencia de la tribuna como la elocuencia de la prensa cuentan con la potencia del develamiento integral.»

[42] Cfr. J. Guilhaumou (1981: 146): «los nuevos representantes quieren decir la verdad al pueblo, son supuestos portadores de la “palabra verdadera” […]. Sus representantes les deben decir al menos la verdad », Peuple et pouvoir,essais de lexicologie, textos presentados y reunidos por M. Glatigny et J. Guilhaumou, Presses universitaires de Lille.