Retomas Discursivas en Tiempos de Convergencia Producción, Circulación y Consumo

Intervención de Laura Iribarren:

El primer texto es un libro de Camarero, Intertextualidad  publicado en el año 2008, donde se plantea que en el ámbito literario es fácil establecer relaciones entre textos, entre personajes parecidos, historias similares, sin límites espaciales ni lingüísticos.

Específicamente él se va a referir al texto como un tejido de signos; utiliza esta metáfora de la red para referirse al modo en que diversos elementos se relacionan entre sí a través de similitudes, paralelismos, correspondencias, identidades, relaciones que el lector puede establecer a partir de lo que él conoce, poniendo en juego su memoria. La literatura es como una “gran biblioteca” que posibilita estas redes entre textos y a esto se lo llama intertextualidad de un modo general.

En esta relación entre textos el sentido de la obra se va modificando (no sólo depende de causas externas). Toma de Samoyault la idea de que la relación intertextual de las obras literarias constituye una red universal, “la memoria de la literatura”, que sería general y literaria desde un punto de vista teórico e interpretativo. Por eso él dice, se podría pensar en una macroestructura gigantesca (e inabarcable en la práctica) que sería una totalidad. Así la literatura tendría una unidad.

Camarero se propone ver las terminologías usadas en torno a la cuestión de la literatura, el texto, el autor, el lector, la significación y la interpretación. Señala una tensión entre considerarla como un proceso u objeto y pensarla como fenómenos de escritura o efecto de lectura.

Parte de esta definición de Chassay de intertextualidad: «en sentido estricto se llama intertextualidad al proceso constante y quizá infinito de transferencia de materiales textuales en el interior del conjunto de los discursos. Así todo texto puede leerse como si fuera la confluencia de otros enunciados dando lugar a unas relaciones que la lectura y el análisis pueden construir o reconstruir. En un sentido más corriente intertextualidad es signo de los casos manifiestos de relación de un texto con otro texto.”

Me parece interesante señalar la intertextualidad en recepción y en producción, operando en los dos lugares. En producción, en esta capacidad de transferencia y en recepción, en la actividad del lector. La intertextualidad como proceso de transformación implica un proceso histórico de acumulación sistemática de obras. Así, con todo el sentido monumental que tiene la palabra obra. Y esta idea de que en la recepción, en la lectura o el análisis (porque también le dedica un apartado a la crítica literaria) es en donde se evidencian estas relaciones. Se evidencian a partir de la actividad del lector, por eso se trata de un fenómeno de recepción.

Aquí empieza a hacer una historia de la intertextualidad; muchas de las cosas ya las hemos visto, recorre Bajtín (1919), la cuestión de dialogismo. La noción de enunciado está vinculada a lo social ya que es vehículo de un saber heterogéneo: heterología, diversidad de los tipos de discurso.

El concepto de dialogismo: la capacidad de los enunciados de uno mismo para relacionarse en una red de múltiples enunciados de los otros, entre todos los cuales se establece un diálogo, una polifonía en el nivel del discurso, no en el de la lengua (transligüicidad).

Se refiere a Curtius (1948), que es un autor que va a hablar de la tópica. Él va diciendo que se pueden encontrar los mismos topos en textos diferentes, es decir, como un depósito de lugares comunes la tópica se encuentra en varios textos a la vez y constituye una estructura argumentativa. Según Camarero, Curtius se anticipa a la noción de red de textos.

También retoma a Kristeva (1969), “La palabra, el diálogo, la novela”, y a su idea de productividad textual, vinculándola, a su vez, con la noción de ideologema. El texto es un lugar de intercambios de fragmentos que aparecen en textos anteriores pero transformados, por eso es un proceso de transposición. Hay una idea de productividad. El ideologema es una función intertextual materializada en los diferentes niveles de la estructura de cada texto, que se extiende a lo largo de su trayecto dándole coordenadas históricas y sociales.

Se refiere a Barthes en 1973 ―que también sigue a Kristeva―, y así recuerda la idea del texto como productividad, todo texto es un intertexto, porque todo texto tiene un texto anterior. No es imitación o filiación sino un movimiento de transposición de enunciados anteriores o contemporáneos.

Después toma otros autores que prefieren hacer tipologías.

Toma a Ricardou (1975) y define a la reescritura como “el conjunto de maniobras que conducen a un texto a ser suplantado por otro”. Y distingue entre:

–          intertextualidad externa o general: la relación entre un texto y otro;

–          intertextualidad interna o restringida: la relación de un texto consigo mismo. (Esto, según Camarero, es una entrada novedosa). Es el primero que piensa más lo que sería una intratextualidad, o un paratexto.

Dallenbach (1976) es otro autor que despliega las relaciones intertextuales dentro del texto en relación a sí mismo, y más o menos en la misma época y él habla de autotextualidad, que es la reduplicación del texto o reduplicación referencial. Es decir, reduplicación interna que desdobla el relato en todo o en parte en su dimensión literal ―que sería la del texto― o referencial ―que sería la de la ficción. Despliega las relaciones intertextuales dentro del mismo texto en relación a sí mismo en una puesta en abismo (mise en abyme).

Luego sigue con Eco (1979), Lector in fabula. Aborda las relaciones intertextuales entre temas motivos e historias que se dan en sistemas de reproducción diferentes: “ningún texto se lee independientemente de la experiencia que el lector tiene de otros textos”. Esta es una idea importante, que sale de lo literario específicamente y ya no es sólo la memoria, es un poco más abarcativo. Y entonces, identifica la competencia. Él habla de competencia intertextual del lector, con la hipercodificación, que tiene que ver justamente con que un lector pueda decodificar todas esas remisiones. Así que Eco sitúa la intertextualidad en unas coordenadas que pertenecen a la teoría literaria, dice Camarero, y la intertextualidad entonces es un fenómeno global casi sinónimo de literatura.

Otro autor es Riffaterre que en 1979, La producción del texto y Semiótica de la poesía, afirma que la intertextualidad es un efecto de lectura. El lector tiene un papel central ya que es el que reconoce e identifica el intertexto, su memoria y su competencia son fundamentales en las relaciones intertextuales.

Él distingue entre intertextualidad aleatoria y obligatoria. La primera existe aunque el lector no la perciba y la segunda  es la que el lector no puede dejar de percibir. Esto depende de que el intertexto deje algún rasgo, alguna anomalía o agramaticalidad ―va a decir Riffaterre― que lo estén indicando, que le permitan al lector reconstruir eso. Él dice que justamente lo que se pone en juego es la subjetividad del lector: el intertexto puede fallar, no ser detectado si el lector no es competente, o también, y por el contrario, él puede encontrar remisiones intertextuales que no estaban previstas. Por eso dice que la percepción de la intertextualidad es aleatoria e impredecible. El intertexto también es una noción que Camarero dice que es desarrollada por Riffaterre: son todos los textos cercanos al texto que se lee, anteriores o posteriores. Y que existen anomalías, rastros  que lo indican, por lo que la intertextualidad es un fenómeno que orienta la lectura del texto, gobierna la significación; de ahí que quede asociado a la significancia: lo que quiere decir este concepto es que hay una lectura lineal que la orienta, pero la orienta, no es que dirija la lectura. Puede ser esa, puede ser otra. Hay como una sobredeterminación pero no se trata de una causalidad.

Bueno, Genette (1982), Palimpsestes, es otro autor que cita como antecedente. La intertextualidad es una red de relaciones entre textos que define a la literatura en su especificidad, que sería la «literariedad».

Dentro de lo que serían las relaciones transtextuales ―transtextuales como término general― encontramos la intertextualidad, la paratextualidad, la metatextualidad, la hipertextualidad y la architextualidad.

–          Intertextualidad: es una relación de copresencia entre dos o más textos, cuyo nivel de intensidad puede variar: cita, plagio y alusión.

–          Paratextualidad: relación de un texto con su paratexto dentro de una obra: título, prefacio, ilustraciones, etc.

–          Metatextualidad: la relación de comentario de un texto que habla de otro texto sin necesariamente citarlo ni incluso nombrarlo.

–          Hipertextualidad: relación que une un texto B (hipertexto) y un texto A anterior (hipotexto) en el que se injerta de un modo que no es el comentario, siendo siempre el hipertexto un texto derivado de otro por medio de la transformación o imitación: parodia, pastiche, etc.

–          Architextualidad: el nivel más abstracto e implícito, que es una relación muda: el conjunto de categorías generales o trascendentes (tipos de discurso, modos de enunciación, géneros literarios, etc.) propios de cada texto particular.

También cita a un autor De Biasi (1989) que dice que la intertextualidad es una función de elucidación del proceso por el cual todo texto puede leerse en tanto que integración y transformación de uno o varios textos. Eso me parece que se relaciona con la perspectiva de Kristeva y la califica como una de las principales herramientas críticas de los estudios literarios actuales. Entonces ahí ya sería desde el punto de vista de la crítica, que en este caso sería como una metatextualidad.

A partir de todo lo planteado empieza con la cuestión de las tipologías de la intertextualidad y dice que todos los tipos se podrían resumir en estas dos grandes categorías: la intertextualidad  extensa, que es actividad verbal como huella, cruce de textos y la intertextualidad restringida, que tendría que ver con la escritura / lectura, con fragmentos textuales insertos en otro nuevo texto. Por ejemplo, las citas, los préstamos, las alusiones, las transformaciones. Es decir, intertextualidad en un sentido más general, o intertextualidad en un sentido más restringido, donde sí podemos identificar fragmentos textuales. Después dice que, también siguiendo a Genette, se podría hacer una doble distinción. En este caso entre relaciones de copresencia y relaciones de derivación. Y dentro de las relaciones de copresencia, las explícitas ―como la cita o la referencia porque hay una marca que da cuenta de ella― y las implícitas, como alusiones no marcadas o plagios. La copresencia puede estar marcada o no marcada. Con respecto a las relaciones de derivación distingue entre la que puede ser por transformación o por imitación (por ejemplo, la parodia y el pastiche respectivamente).

Todas las relaciones implican un papel diferente para el lector, la remisión a la biblioteca de todos los libros y a la del autor del texto primitivo, a la enunciación (porque también puede dar cuenta de la inserción de una escritura y una lectura en otro texto). Bueno y acá toma cosas de Jenny, que prefiere una tipología vinculada a la retórica, tal como lo explicó Lorena Steinberg recién. Ahí está el listado de las categorías que vos decías que se podían explorar extrapolando a otras materialidades:

–          Paronomasia: conserva la sonoridad pero con grafía diferente. Se define puntualmente como la alteración del texto original que consiste en conservar sus sonoridades pero modificando la grafía, lo cual le da al nuevo texto un sentido distinto.

–          Elipsis: retoma mutilada de un texto.

–          Amplificación: transformación por desarrollo de las posibilidades semánticas del texto original.

–          Hipérbole: transformación por superlativización de su cualificación.

–          Interversión: de la situación enunciativa, de la cualificación, de la situación dramática y de los valores simbólicos.

Del centón, plantea que “en el teatro renacentista los actores improvisaban a base de fragmentos de otras obras”. Irían uniendo fragmentos, como el payador, calculo. Bueno, acá entonces yo lo que traté de organizar son todas estas categorías en función de si están marcadas o no marcadas, en principio, ¿no? Como decíamos, las citas estaban marcadas, bueno, plagio no, si es una recuperación literal o es no literal, por ejemplo no literal es lo que decía Lorena (Steinberg), discurso indirecto, el lema, lo que se pone al principio del texto que resume alguna idea, la alusión y después él dice literal, no literal y por derivación. Por derivación, hay dos casos: transformativa o imitativa que son las que yo había mencionado antes. En ese caso, pone parodia, collage, palinodia. El collage, inventado por un poeta surrealista, es un texto que recoge elementos de otros textos u obras anteriores con el fin de elaborar un nuevo texto en el que trasluce, en forma de disonancia o ruptura, por eso lo incluí en la transformación, el origen combinatorio de la nueva creación con una cierta intención crítica desmitificadora, por ejemplo, y es asimilable a la parodia por eso lo puse ahí. Los textos que conforman el collage coexisten o cohabitan, que uno de ellos integra al otro, aparecen simultáneamente ante el lector, proponiendo una visión fragmentaria, heterogénea. No hay, por tanto, relación intertextual de absorción sino de disociación, que sería como una yuxtaposición; de la palinodia dice que es la repetición del canto al revés. La palinodia es una retractación pública, filosófica, sentimental, moral, científica, crítica y supone la retoma de un discurso anterior cuyo contenido sufre una transformación con intención de variar profunda o radicalmente el mensaje. Sería al revés, tomando algo y decir todo lo contrario. Un caso especial y muy curioso de la cita es el de la cita implícita. No lo pone como plagio. Es «Impli-Cita». En fin, es un caso de relación intertextual que implica un fenómeno de integración, absorción mediante el cual no se le sugiere al lector dicha relación entre textos. Es una cita absolutamente implícita, disfrazada con el texto, enigmática, pero cuya presencia es delatada indirectamente, por eso no es plagio. Como un matiz. Hay dos tipos, la simple y la compleja; la simple por medio de la supresión de los signos al pasar de un enunciado a otro. La compleja se da mediante la apropiación absoluta del texto por parte del autor, que no menciona el original.

Cuando da la explicación, Camaero dice que el plagio es una cita sin comillas que no enunciaría su origen o incluso la ocultaría. Yo creo que la diferencia entre la cita implícita y el plagio es que en la Impli-Cita la alude, el plagio la oculta, lo que incluso da lugar a acciones legales, ¿no? Bueno y también otra cosa, dice que el plagio es un préstamo no declarado pero absolutamente literal y el otro no debe ser tan literal. Bueno, sigamos con la tipología de la intertextualidad. Esto lo traigo porque después de hacer como un resumen, el autor no se contenta con dar todas esas categorías sino que al final dice que también podemos hablar de intratextualidad, que, en realidad, sí lo habíamos nombrado, que es el proceso intertextual que opera sobre textos del mismo autor. Ojo, textos del mismo autor. Reescritura,  autoescritura y requiere de la actividad del lector. Calculo que sería como citarse a sí mismo.

Bueno, y la intertextualidad Exoliteraria, que me parece interesante porque dice: representa un fenómeno de hibridación. Ahí aparece una palabra que hemos tocado bastante, mediante la cual se añaden al texto otros textos de forma y sentido un tanto cerrado, como fórmulas discursivas, documentos, formatos de textos o imágenes (ahí incluye a las imágenes) que operan una especie de referencialidad textual en tanto que son una incorporación de objetos de la realidad externa. Este concepto me pareció interesante porque implica una apertura a otros textos que no tienen que ver con lo literario y que incluso, bueno, sobre todo a mí me interesa porque estoy trabajando las redes sociales y que tiene que ver también con que otros textos que funcionan de marco, son otros textos; habría que discutir esto de la «realidad externa» ¿no? porque es una concepción de la realidad un poco extraña; pero bueno, me pareció interesante. La hibridación relacionada con lo exoliterario. Una relación entre otros sistemas semióticos.

En el siguiente apartado, “Funcionamiento interno de la intertextualidad”, y, siguiendo a Jenny, pone esta fórmula:

T= t1 + t2 + t3… + tn

Él dice: «si una obra es la síntesis global de significaciones alojadas en el interior de un texto T (con mayúscula, que sería un macrotexto) y relacionada entre sí en virtud de un saber capaz de concatenar sus componentes textuales que son los microtextos (las t minúsculas), entonces la intertextualidad podría ser conceptualizada como la presencia de microtextos en un macrotexto. Es decir que cada obra sintetiza en algo la significancia global y cada obra se relaciona con otros textos que darían por resultado ese macrotexto.

Y esto, según lo entiendo, porque él dice que desde el punto de vista de la intertextualidad una obra es la síntesis global de significaciones alojadas en el interior de un texto T.

Lo que quiero agregar es que me parece que por eso dice que permite una interpretación en el nivel hermenéutico que se está pensando en un sentido que se construye «EN» la obra. Como que tenemos que descifrar un sentido que se va construyendo en la relación entre esos microtextos. Tiene que ver con algo muy cerrado.

Después toma un autor que se llama Gignoux que dice que va en esta misma línea y que se define en un doble nivel intertextual, uno microestructural y macroestructural. En el nivel microestructural se sitúa en el interior mismo del texto (por eso habla de cita, alusión, referencia) y en el nivel macroestructural es algo que rodearía a los textos y que incluye las relaciones paratextuales, metatextuales  architextuales e intersemióticas. Ahí aparece lo intersemiótico. Y también menciona la inclusión de la puesta en abismo que mencionábamos antes.

Entonces él dice cómo se marca la intertextualidad. Puede ser implícita o explícita, como decíamos antes. Explícita, por medio de signos tipográficos. En realidad, la característica fundamental es que no requiere esfuerzos por parte del lector. Y a la implícita la define como «un sentimiento de heterogeneidad  textual»; es como «Me da la impresión de que hay algo». Y eso para Riffaterre es agramaticalidad. El lector lo identifica, primero siente que hay algo raro, pero bueno, eso depende de su memoria, de su cultura lectora, de su cultura letrada. Por eso, sobre todo en la implícita, siempre es fundamental el papel del lector.

Pero, ¿dónde reside el sentido?

El dice: ni en causas exteriores ni en el autor ni en sus fuentes, sino en la relación que las obras literarias mantienen entre ellas. No está mal esto porque después va a hablar de la cuestión de la influencia, de la crítica literaria, de la búsqueda de fuentes o influencias y va a decir el sentido no está ahí, sino que tiene que ver con la intertextualidad.

¿Cuáles son las características de la intertextualidad? La heterogeneidad, la discontinuidad y la multifuncionalidad. La heterogeneidad es la referencia a un texto ya escrito. Se rompe la univocidad y el monolingüismo de la significación. Pluralidad, polifonía y demás.

Discontinuidad es que se rompe la linealidad de lectura al convocar textos distintos. Fragmentación, combinación, etc.

Y multifuncionalidad, bueno, que las diversas formas intertextuales producen funciones diferentes, no dice mucho más. Y que ellas son lúdicas, satíricas, eruditas, etc.

La intertextualidad supone la interacción entre escritura y lectura, entre escritor y lector, ya que son funciones de relación entre textos. El juego intertextual, dice,  es un principio de literariedad. Esto sería en tanto tiene que ver con la obra literaria, es específico de lo literario.

Después esta la cuestión de la escritura y la lectura él va a tomar a varios autores: Bergez, Géraud y Robrieux para decir que desde el punto de vista del escritor la intertextualidad puede ser voluntaria o involuntaria. Y desde el punto de vista del lector  puede ser fortuita o anacrónica (en tanto media una distancia temporal considerable. Es como un aggiornamiento) porque tiene que ver con la temporalidad que el lector realiza en la lectura y que encuentra relaciones ya pasadas. O una intertextualidad pactada, que requiere un pacto de lectura entre el autor y el lector.

Da una tipología de lectores, y hace una digresión porque dice que esto da lugar a la muerte del autor, el que, como que se va desdibujando (toma para hacer este comentario a Foucault, a Barthes, a Genette), como que todo pasa a la instancia de la lectura. Lo que dice Camarero es que no significa la muerte del autor en sentido literal ―hace esta aclaración―, sino la posibilidad de la productividad textual dentro de una red global de textos, impulsada por traducciones, trasvases culturales, los viajes, etc. Voy a saltear todo esto.

En la recepción de la intertextualidad pueden existir distintos tipos de lectores: lector lúdico que se implica en el juego intertextual. Lector hermeneuta que trabaja con el sentido y lector ucrónico que, bueno, la palabra lo dice, “contempla la universalidad del texto en un proceso de destemporalización”.

En “Las redes y la crítica literaria” le dedica un apartado importante a la crítica literaria: «todo comentario de una obra implica entrar en una relación intertextual y metatextual de un texto respecto a otro». Hace todo un apartado sobre la literatura comparada y la intertextualidad. De esto hablamos ya algo. Esta cosa de la influencia versus la intertextualidad. «Causalidad», no es que un texto está causado por un texto anterior sino que más bien es generado en un diálogo. «El texto transforma y asimila el texto antiguo en una relación creativa». Acá lo interesante es incluir esto de lo creativo. Un fenómeno de recreación. «La búsqueda de invariantes sería algo que hace el analista». Búsqueda de relaciones, intersecciones, y demás. Las invariantes pueden ser antropológicas, teórico-ideológicas, teórico-literarias, literarias, etc.

En «Problemas en las redes» aborda la cuestión de la originalidad. ¿Existe la originalidad? porque si todo texto se relaciona con un texto anterior, habría una variación o distancia entre plagio y originalidad. El intertexto supone modestia intelectual, un deseo de parodia, una determinación estética, una voluntad de irrisión, un juego con el lector, una reescritura y una polifonía de enunciados. Esto obviamente en relación con el lector. Debate toda esta cuestión de la originalidad que a mí particularmente me interesa, pero no la voy a desarrollar.

Pasamos a Riffaterre. Es un texto de 1979: “Semiótica intertextual. El interpretante”.  Apareció en Revue d´esthétique. Me voy a centrar en los postulados.

Parte del carácter unitario del texto. Esta unidad es recreada por el lector. Obviamente acá tiene un peso importante el lector: depende de la relación entre un texto X y el texto anterior. Él los llama paragramas o también hipogramas. Y o de una matriz ausente. Esto es importante, después voy a decir por qué. Una palabra o una frase clave que el texto oculta o sustituye en clave mimética o referencial. La intertextualidad es sobredeterminación.

Él da un ejemplo de Lautréamont, de un párrafo bastante largo. Se trata de una alegoría del hombre hostigado por la conciencia. Así empieza el capítulo y hace todas las remisiones intertextuales. Y una dice que el intertexto evidente de este texto, quizás hasta su fuente es un cuadro de Proudhon que se llama La justicia y la venganza divinas persiguiendo al crimen. Obviamente esta relación no está en el texto, lo que está en el texto, dice él, para que el pudiera hacer esa relación ―él como lector hace esta relación―, es lo que llama una frase matricial, una frase que va a generar la relación. Y que en este caso es «el remordimiento persigue al culpable sin descanso». Porque en esa escena está representada la justicia que está con una espada de este lado, allá está la venganza con una antorcha y el hombre que acaba de cometer un asesinato, ¿no? Algo así es. Algunos lo vinculan con las figuras de Caín y Abel. Y esta frase: «el remordimiento persigue al culpable sin descanso» tiene un sema esencial que es la palabra remordimiento y esto a él le permite engendrar una matriz alegórica de perseguidor-perseguido. O sea que esta relación la hizo él, como lector, a partir de algo que ahí no está, sino que se encuentra en el texto de Lautréamont, por eso dice que esta relación entre el texto y el texto anterior tiene que ver con que podamos detectar esa palabra o esa frase matricial, que el texto oculta o sustituye en clave mimética o referencial. Por eso de alguna manera él dice: “la intertextualidad es una sobredeterminación sobre el texto”. Porque, bueno, ahí sí podríamos establecer un vínculo cercano con la idea de condiciones de producción, de Verón. Entonces para que haya intertexto basta con que el lector haga la asociación entre dos o más textos. Porque si no se hace esa asociación lo que hay es el típico análisis del texto y la fuente. Pero para que haya intertexto, para que funcione tiene que pasar por esa idea de interpretante, como decía Lorena (Steinberg), antes. Él dice, «el signo es el texto, el objeto es el intertexto» y bueno, ahora vamos a ver que dice del interpretante. Está complicado, porque dice: para que el intertexto sea percibido es necesario y suficiente que los textos que él involucra actualicen una invariante. Él habla de invariante como una constante formal y semántica. En este caso ella será el remordimiento, por ejemplo. Una invariante que va a ir recorriendo los textos. Toma el modelo de signo de Peirce para extenderlo al proceso de lectura, pero él dice: «lo tomo, metafóricamente», no lo respeta mucho. Entonces dice: «el signo-representamen es el texto que el lector tiene ante sus ojos.» Hasta ahí está bárbaro. «El objeto es el intertexto.» Ahora, del interpretante dice muchas cosas a lo largo del trabajo. Dice que al ser el interpretante un signo equivalente o más desarrollado, también ese interpretante es un equivalente o definición del texto al que refiere, o sea con relación al representamen. Por otro lado dice que el interpretante es una idea del objeto: recordemos que el objeto es el intertexto ¿no?; «un consenso del sociolecto a propósito del objeto», ahí como si hubiese una regla de interpretación. «Todo lo que sabemos del objeto». Interpretante lógico Final, «el punto de vista» y acá ya dije no «el punto de vista en el que nos ubicamos cuando aplicamos el signo al objeto». Ahí lo está personificando. Y por ahí está aludiendo al fundamento, también. No sé.

Ahí mezcla autor y lector. Por eso, explica que lo hace tanto el autor como el lector. Porque después sí dice lo que mencionaba Lorena (Steinberg): «es un tercer texto que el autor habrá utilizado como equivalente parcial del sistema de signos que él construía para volver a decir, para volver a escribir el intertexto».

Creo que siempre es un lugar de lectura. Lo que pasa es que es, como decía Graciela (Varela), el autor es un lector que reescribe y el lector lo percibe en tanto también hace ese proceso de lectura.

Cuando habla del autor dice que lo que toma son préstamos lexicales, citas, esos son los préstamos. Se mezcla también la noción del interpretante con la del intertexto, me parece. Por eso decía, ¿esas equivalencias serían los interpretantes?

Habla de las equivalencias aberrantes, que “parecerán verdaderas agramaticalidades al lector». Entonces, cómo esos préstamos que hace el autor que aparecen en su propio texto son las marcas para que el lector haga esa lectura. Por eso digo, está pensando tanto en el proceso de producción como en el de la lectura. En el de la producción se toman cosas que luego se vuelcan a la reescritura y el lector también tiene que tomar cosas para entender lo que está allí. Y eso que se toma así, sería el interpretante: «equivalencias, préstamos, citas…».

Dice que existiría una relación de contigüidad entre el signo representamen y el intertexto al que hace referencia. Pero eso sería leerlo o percibirlo solamente como una alusión, una cita, una fuente. Ahora, lo que a él le permite explicar que no es solamente eso es justamente la noción de interpretante que incorpora.

Afirma que «La única lectura completa pasa por el triángulo semiótico. Si no, no es una lectura completa si no pasa por el interpretante». Tiene que pasar por el interpretante. Y así termina el texto: «el interpretante, vínculo entre lo ya dicho del intertexto y la reescritura que es el texto, tiene por función engendrar la manera como se efectúa esa reescritura y dictar las reglas de desciframiento de ésta». Es el interpretante como regla, como interpretante final.

Cuando dice que sobredetermina, a lo mejor tiene que ver con que justamente es una regla que está sobredeterminando la lectura. Pero no sé. La verdad que es bastante confuso. Por lo menos habría que reponer otras cosas que yo desconozco.

Para finalizar quiero agregar que pienso que no quiere seguir muy estrictamente a Peirce.